Los clanes familiares que se dedican al narcotráfico y lavado de dinero en Bolivia se fortalecen cada vez más, y operan incluso realizando conciertos y festivales de música, aseguró la pasada jornada el exministro de Gobierno, Carlos Romero.
Según su criterio, Bolivia está en riesgo de convertirse en un país productor de droga, en donde también se está normalizando el sicariato. Además, aseguró que quienes realizan estas actividades ilícitas se desenvuelven en un sinfín de actividades como construcciones, importación de vehículos, actividades culturales y más.
El exministro aseveró que esto se debe al descontrol en la distribución de precursores, la desinstitucionalización de la fuerza antidroga; además del desmantelamiento de la Escuela Garras en el trópico, los dispositivos de control en Charaña, Viru Viru y el centro internacional que se creó en Santa Cruz para establecer una lucha multinacional contra el narcotráfico.
Además, explicó que en Bolivia no operan carteles, sino emisarios o agentes constituidos en clanes familiares que ya se dedicaban al narcotráfico en el régimen de Hugo Banzer, a quienes también acusó de crear “narco vínculos” en el periodo neoliberal y que ahora sus nietos gozan de la protección del Ministerio de Gobierno.
Finalmente, Romero manifestó que esa es la razón de tanto avasallamiento en el país, con gente encapuchada y armada, pues esa logística no corresponde a un campesino que busca terreno para cultivar, sino que sirve de cobertura a actividades del narcotráfico, pero también tráfico de minerales, madera y tierra, según declaró a Erbol.
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