Tras un verano que trajo consigo más sequía de lo habitual y sin previsión de lluvias paras las siguientes dos semanas, el Gobierno de Países Bajos declaró el estado de emergencia por escasez de agua durante la presente jornada.
Las “olas” de calor que arrasaron con gran parte de Europa y Estados Unidos durante julio, obligaron a las autoridades a pedir más esfuerzos para combatir el calentamiento global que, según el criterio de los científicos, hace que los periodos de calor extremo sean más frecuentes y mortales.
Debido a que dos tercios de la población neerlandesa vive por debajo del nivel del mar, existe el riesgo de que las sequías se conviertan rápidamente en un problema grave en los Países Bajos, lo que provocaría el encenagamiento de los ríos y dificultaría el tráfico de agua.
Otro problema que se identificó fue la desecación de los diques, los cuales necesitan el peso del agua para mantenerse fuertes.
«Llevamos varias semanas de sequía en Países Bajos debido a la evaporación en nuestro propio país y a los bajos caudales de los ríos procedentes del extranjero», dijo el funcionario de la agencia de Obras Públicas y Gestión del Agua del país, Michele Blom.
En estos momentos, las barcazas del río Rin funcionan a menos de la mitad de su capacidad. Esta es una ruta importante para el transporte de carbón desde Róterdam hacia las siderúrgicas, además de los productores de energía alemanes.
Desde el Ministerio neerlandés de Infraestructuras y Transportes advirtieron que, a partir del martes precedente el agua fluía por el Rin a 850 metros cúbicos por segundo en Lobith, la ciudad por la que el río entra en Países Bajos. «Es un nivel excepcionalmente bajo para esta época del año», manifestaron.
De acuerdo con el mismo ente, el nivel de aguas subterráneas se está hundiendo y es muy bajo en algunos lugares del Sur del país, lo que eventualmente provocará la aparición de algas y la muerte de peces.
No obstante, las autoridades precisaron que el agua potable no está afectada por esta crisis, según informó CNN en español.
Los distritos hidráulicos pidieron a la población que conserve el líquido elemento; además, las provincias meridionales de Zelanda y Limburgo solicitaron a los ciudadanos que no utilicen el agua superficial para regar, una medida que afectó directamente a los agricultores.
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