Moscú mostró de nuevo su rechazo al ingreso de Finlandia y Suecia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), ya que lo consideraron como un factor «particularmente desestabilizador», según declaró la presente jornada el viceministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Riabkov.
El funcionario declaró a la agencia TASS su postura negativa respecto al ingreso de estos dos países.
«Nuestra posición es conocida, no cambia, consideramos la ampliación de la Alianza Atlántica como un factor particularmente desestabilizador a nivel internacional», manifestó.
Riabkov indicó que el ingreso de Suecia y Finlandia a la OTAN significa inseguridad para los países que ven a esta alianza como una amenaza, además, se refirió a que los líderes de los países miembros que adoptarán el Concepto Estratégico de Madrid, lo que posicionará a Rusia como un peligro para la seguridad transatlántica.
«La cumbre en Madrid consolida el curso de este bloque hacia la contención agresiva de Rusia. Esto no incide en modo alguno en nuestra política, garantizaremos nuestra seguridad al cien por ciento en cualquier caso», manifestó.
Riabkov señaló que las intenciones de la OTAN de declarar a Rusia como una amenaza no tienen relación con la realidad y, según su criterio, es la alianza la que representa el verdadero peligro para ellos, según informó El Mundo.
El diplomático ruso afirmó que los países miembros de la OTAN, incluyendo Suecia y Finlandia que aspiran a ingresar en la Alianza, ceden a Estados Unidos parte de su soberanía en materia de defensa.
«Tengo grandes dudas respecto hasta qué punto serán tranquilos los próximos tiempos para nuestros vecinos del Norte. A fin de cuentas, ellos ceden a Washington parte de su soberanía en materia de política exterior y de defensa», expresó.
Riabkov también lamentó que en Europa se volvieron más frecuentes las negociaciones sobre solidaridad “euroatlántica”, pero que en realidad son intenciones “agresivas” de la Alianza respecto contra Rusia.
El ingreso de Suecia y Finlandia a la OTAN, previamente bloqueado por Turquía, se hizo posible tras el acuerdo alcanzado la jornada precedente entre los tres países, en los que Estocolmo y Helsinki se comprometieron a no apoyar a las milicias kurdas YPG, consideradas terroristas por Ankara.
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