El Gobierno de Rusia amenazó que se verá obligado a tomar medidas de represalia militar en respuesta a la decisión de Finlandia de unirse a la alianza de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Desde el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso anunciaron mediante un comunicado que la incorporación de Finlandia a la OTAN es un cambio radical en la política exterior del país.
“Rusia se verá obligada a tomar medidas de represalia, tanto de carácter militar-técnico como de otro tipo, para evitar que surjan amenazas a su seguridad nacional”, señala parte del documento.
La autoridad rusa declaró que el objetivo de la OTAN, cuyos países miembros convencieron enérgicamente a la parte finlandesa de que no había alternativa a la membresía en la alianza, según reporte del portal informativo Reuters.
“Es claro continuar expandiéndose hacia las fronteras de Rusia, para crear otro flanco para una amenaza militar a nuestro país… vamos a reaccionar de acuerdo a la situación”, declaró dicha cartera de Estado liderada por Serguei Lavrov.
El Gobierno de Vladimir Putin cuestionó el propósito de Finlandia al convertir su territorio en la frontera del antagonismo militar con la Federación Rusa.
“En Helsinki deben tener en cuenta la responsabilidad y las consecuencias de dicho paso. El ingreso de Finlandia en la OTAN causará un grave daño a las relaciones bilaterales y al mantenimiento de la estabilidad y seguridad en la región del norte de Europa”, declararon desde el ente diplomático ruso.
Asimismo, Rusia acusó a Finlandia de que, en caso de ingresar en la Alianza Atlántica, violaría el Acuerdo de Paz de París de 1947, que impide el ingreso en alianzas o coaliciones contra el otro país.
También infringiría el Acuerdo ruso-finlandés de 1992, que estipula que ambos países se abstendrán de amenazar o usar la fuerza contra la integridad territorial o independencia política de la otra parte, y tampoco permitirán el empleo de su territorio para una agresión militar contra la otra parte.
El país nórdico se había beneficiado durante décadas de mantener una relación privilegiada con la Unión Soviética y con la Federación Rusa, pero la actual “operación militar especial” rusa en Ucrania precipitó los acontecimientos.
Precisamente, antes de iniciar su intervención militar en Ucrania, Rusia había exigido a la OTAN garantías de seguridad de que no aceptaría en su seno a ninguna antigua república soviética y de que retiraría su infraestructura militar de los países que ingresaron después de 1997.
En particular, el Presidente ruso, se refería a Georgia y Ucrania, países que renunciaron a entrar en la Alianza Atlántica, pero aspira a adherirse a la Unión Europea.
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