Más de un millar de militares ucranianos siguen atrincherados este martes en la acería Azovstal de Mariúpol, localidad del sureste de Ucrania asediada desde hace semanas por las tropas rusas que en las últimas horas intensificaron su ofensiva en el Este del país.
Tras los bombardeos en Odesa, el lunes, que dejaron al menos un muerto y cinco heridos, el estado mayor ucraniano anunció este martes que los tiros de artillería y los bombardeos aéreos rusos siguen azotando el este del país, incluyendo la acería Azovstal de Mariúpol, en el Sureste.
«Más de mil militares, entre ellos centenares de heridos. Están atrincherados en el laberinto de galerías y sótanos que hay bajo el complejo industrial, de construcción soviética y representa el último reducto de resistencia ucraniana en la ciudad portuaria del sur del Donbás”, informó la viceministra ucraniana, Iryna Vereshchuk.
Tras la evacuación de la semana pasada, no queda ningún civil en la acería, según la autoridad y también indicó que buscan la manera de sacar a los heridos.
“En el resto de la cuenca del Donbás, en el Este, las tropas rusas continúan preparando operaciones ofensivas en las regiones de Limán y Severodonetsk», manifestaron fuentes militares ucranianas.
El ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, anunció la toma de Popasna, entre Kramatorsk y Lugansk, en el Norte del Donbás, así las fuerzas rusas pudieron llegar a la frontera administrativa de la república popular de Lugansk (una república autoproclamada por los separatistas prorrusos).
La invasión empezó el 24 de febrero y más de 8 millones de personas dejaron sus casas para refugiarse en diferentes partes.
Este martes la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), informó que se estima que un total de 13,6 millones de personas huyeron de sus casas y una gran parte de ellas salieron al extranjero.
“Tras estos meses de guerra, la capital de Kiev quedó desierta y solo regresaron casi dos tercios de sus 3,5 millones de habitantes”, señaló el alcalde, Vitali Klitschko.
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