Doble golpe para el Barcelona y para Xavi Hernández. Y es que la inminente confirmación del fichaje del delantero del Borussia Dortmund, Erling Haaland, por el Manchester City no sólo acaba frustrando el sueño de tener a uno de los atacantes más prometedores de la próxima década, sino que además complica, todavía más si Robert Lewandowski se queda en el Bayern de Múnich.
No hay que olvidar que el Barcelona fijó como prioridad absoluta en el ataque el fichaje del internacional noruego. Tanto es así que hasta el propio Xavi Hernández se desplazó hace unos meses a Múnich, aprovechando que el jugador se encontraba en la capital bávara recuperándose de una lesión, para explicarle personalmente el proyecto deportivo. El jugador quedó encantado con las explicaciones del técnico blaugrana, ya que se iba a convertir en el jugador franquicia del Barcelona en la próxima década, pero quedaba el aspecto económico por resolver y aquí el club catalán partía con clara desventaja respecto al resto de rivales. De ahí que el propio Joan Laporta, al comprobar las altas exigencias del jugador y su entorno, ya se echara para atrás, descartando cualquier operación que «pueda poner en riesgo el futuro del FC Barcelona».
Finalmente ha sido el Manchester City, en pugna con el Real Madrid, quien parece que se ha llevado el gato al agua y contará a partir de la próxima temporada con Haaland.
En todo caso, y a falta del anuncio oficial, esta noticia también perjudica de forma muy directa a los intereses del Barcelona de cara a fichar al veterano delantero del Bayern de Múnich, Robert Lewandowski, ya que el club bávaro se queda sin unas de las opciones más viables para reemplazar al polaco, por lo que su salida se antoja aún más complicada. Y es que el Bayern ha dejado muy claro desde el principio al Barcelona que el atacante no está en venta, pese a quedarle sólo un año de contrato, y aún menos si no encuentra un delantero de garantías para sustituirlo. Con el descarte de Haaland en la ecuación, parece que el fichaje de Lewandowski, que cada día que pasa se atisba más enquistado, se pone aún más cuesta arriba.
