En la fiesta de la Sagrada Familia, varias parejas renovaron sus votos matrimoniales, reafirmando el juramento de amor eterno, compromiso y fidelidad que hicieron el día de su matrimonio.
Un día después del nacimiento del Niño Jesús, en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción “La Catedral” de Oruro, las parejas celebraron la Octava de Navidad.
Dicha festividad motiva a profundizar en el amor familiar, examinar la propia situación del hogar y buscar soluciones que ayuden al padre, a la madre y los hijos a ser cada vez más como la Familia de Nazaret.
“Sin el amor, la familia no puede vivir, la base de la familia es el amor, por ese motivo la Iglesia tanto insiste para que el matrimonio, la pareja de los novios vengan a la misa y reciban el sacramento de matrimonio para que Cristo viva entre los dos y viva el amor entre ellos, tenemos que amarnos”, manifestó el Obispo de la Diócesis de Oruro, Monseñor Cristóbal Bialasik en su Homilía.
En su lección, el Obispo lamentó que en tiempo actual, en la Patria y en el mundo, la vida, el matrimonio y la familia siempre están en peligro, siendo el punto blanco de distintos sectores políticos e ideológicos que profesan la cultura de la muerte.
Ante el peligro, el Monseñor instó a cuidar celosamente los tres pilares para afrontar adecuadamente el problema de las amenazas contra la vida, el matrimonio y la familia para encontrar el modo más eficaz de defenderlos.
FAMILIAS
Siendo la Octava de Navidad, varias familias orureñas renovaron sus promesas ante Dios para la eterna bendición, salud y felicidad, prometiendo amarse uno al otro a pesar de las adversidades.
“Yo renuevo mis promesas matrimoniales delante de Dios, delante de nuestros hijos, delante de toda la Iglesia, contigo y prometo amarte, quererte y respetarte, hasta que la muerte nos separe”, dijeron uno por uno los esposos sellando su promesa con un abrazo y un beso.