Antonio es un zorro de 9 meses, que durante su corta vida estuvo junto a una familia humana y fue domesticado, sin embargo por denuncia de los vecinos, el Centro Municipal de Zoonosis (Cemzoor) “lo rescató” y fue separado de su hogar, tras cumplir la ley (1333) de Medio Ambiente, vigente en el país.
Esto ocasionó que la ciudadanía orureña y de todo el país se pronuncie en redes sociales y viralicen la frase #LiberenAAntonio, argumentando que el animal silvestre ya está domesticado y tiene una familia, y sacando a relucir anteriores acciones de Zoonosis que terminaron en tragedia como el puma capturado en 2018 y que falleció horas después del “rescate” de los funcionarios municipales del Cemzoor.
“Varias FALENCIAS en el Zoológico de Oruro por mucho tiempo y sin solución alguna, 1 avestruz murió por mala atención del veterinario del zoológico, Puma Yara murió de la misma manera, León Fido gracias a las autoridades del momento no quisieron trasladarlo a La Paz y cuando aprobaron Fido murió en soledad totalmente flaco muy enfermo y sin atención, 1 cóndor con 1 tumor en la pata hace 6 a 10 años y sin atención, 1 puma sedado por Zoonosis llega muerto al Zoológico (…)ahora Zoonosis y Pofoma de Oruro RESCATAN A ANTONIO y el mismo se encuentra en este Zoológico asustado, enjaulado”, dice parte de una publicación del grupo activista Alma Pro Patitas.
“#LiberenAAntonio Su familia lo necesita y el a su familia. Nos sumamos a la causa”, dicen muchas publicaciones e incluso una página creada para esta manifestación.
En el mes de octubre del año pasado, Antonio fue rescatado por su familia, en la localidad de Romero Pampa de Oruro, pues iba a ser sacrificado por gente de la zona, al igual que su madre, hermanos y otro zorro macho, o simplemente moriría solo en medio del campo.
Al ser tan solo un bebé parecía que iba a morir porque no quería comer, pero la familia se encargó de revivirlo con leche, y mucho cuidado.
“Era huérfano de madre porque los comunarios la asesinaron vilmente. Antonio se quedó en su madriguera y su suegra de mi hermana al escucharle gritar, lo sacó, lo rescataron, quisieron matarlo, pero (mi hermana) lo trajo a Oruro. Era un bebito que no pesaba ni 500 gramos, llegó en noviembre y se iba a morir, pero la buena voluntad de mi sobrino y de mi parte, se le ha hecho revivir con leche en un biberón”, dijo a LA PATRIA un miembro de la familia.
Antonio es considerado un miembro más de la casa, ya que tenía toda la libertad de caminar por las habitaciones y el patio, jugaba con todos como una mascota común y corriente, con el tiempo se volvió inquieto y se subía a los muros solo para jugar con las mascotas de otras casas, pero nunca ocasionó algún mal, ni provocó peligro.
Era bien alimentado y estaba acostumbrado a la dieta de sus compañeros canes. “Era muy amable, se comportaba igual que mis perros, correteaba, algunas veces salía a la calle, pero cuando le decía que entre, Antonio ingresaba corriendo. Era un animalito muy domesticado, libre, cariñoso, estaba acostumbrado a la ciudad. Era muy obediente, salía de cualquier rincón y venía, porque le daba un pedazo de pan, comía pan, fideos, sopa, hasta fruta, comía papaya”, señaló el familiar.
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