El doctor Raúl Guibarra Torrez se ha convertido en un referente en el ámbito de la oncología en Oruro. Con una trayectoria marcada por el compromiso y la dedicación, Guibarra es actualmente el director del Complejo Hospitalario San Juan de Dios, una institución que no solo se destaca por su antigüedad, sino también por su enfoque en las necesidades de salud de la población. En una reciente entrevista, el doctor compartió sus inicios y su camino hacia la medicina, revelando un trasfondo personal que lo ha moldeado como profesional.
Nacido en Oruro, Guibarra realizó sus estudios iniciales en la Escuela Ignacio León y culminó su educación media en el Colegio Nacional Simón Bolívar. Recuerda con cariño los momentos vividos junto a sus padres durante su infancia, así como sus logros académicos en las Olimpiadas de Química y Matemáticas. A pesar de su inclinación inicial hacia la Ingeniería Civil, su vida tomó un giro inesperado cuando decidió acompañar a un amigo a presentar el examen de admisión a la carrera de Medicina en Sucre. “Nunca pensé ser médico”, confiesa, pero el destino le tenía reservado un camino que lo llevaría a especializarse en oncología.
Su interés por esta especialidad surgió durante su formación universitaria, influenciado por una docente que le abrió las puertas al mundo del cáncer. La oncología se convirtió en su pasión, especialmente tras comprender la creciente incidencia de esta enfermedad en la población boliviana. A pesar de los desafíos económicos que enfrentó para continuar su formación, Guibarra nunca perdió de vista su objetivo. “La vida que uno tiene y hay que darle gracias a Dios si uno tiene trabajo”, menciona con humildad.
Hoy, como director del hospital, está al frente de un ambicioso proyecto: la construcción de un nuevo hospital oncológico en Oruro. Este proyecto responde a una necesidad urgente, ya que se prevé un aumento significativo en los casos de cáncer en los próximos años. Con un presupuesto inicial de 17 millones de bolivianos, Guibarra trabaja incansablemente para asegurar que este nuevo centro no solo brinde atención médica, sino también esperanza a quienes más lo necesitan.
Además de su labor profesional, Guibarra enfatiza la importancia de la familia en su vida. Es padre de dos hijos pequeños y reconoce que equilibrar su carrera con las responsabilidades familiares es un desafío constante. Sin embargo, sostiene que el apoyo familiar es fundamental para enfrentar las exigencias de su profesión.
En medio de sus múltiples responsabilidades, el doctor Guibarra también reflexiona sobre la situación actual del país y el papel que deben jugar los líderes. “Necesitamos un norte”, afirma con firmeza, instando a una política nacional coherente que guíe el desarrollo del país a largo plazo. Su mensaje para la juventud es claro: deben enfocarse en una educación sólida y aprovechar las oportunidades para evitar caer en vicios.
El doctor Raúl Guibarra Torrez no solo es un médico destacado; es un hombre comprometido con su comunidad y con una visión clara del futuro. Su historia es testimonio del impacto que puede tener una persona dedicada a mejorar la salud y el bienestar de quienes lo rodean.
