El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santa Cruz, Estanislao Dowlaszewicz, afirmó este domingo 16 de noviembre de 2025 que la reconstrucción de la democracia en Bolivia no será un proceso sencillo. El país necesitará paciencia y perseverancia para superar la crisis actual.
Responsabilidad compartida
Dowlaszewicz expresó que la Iglesia desea éxito al nuevo Gobierno en su labor orientada al bien común. Sin embargo, subrayó que la responsabilidad de sacar al país de la crisis no recae únicamente en las autoridades.
El obispo destacó que se trata de un desafío colectivo que requiere reconciliación, participación, generosidad, honestidad y transparencia. Estas declaraciones reafirman el mensaje que la Conferencia Episcopal de Bolivia difundió durante su asamblea nacional en Cochabamba.
Un momento crítico
Durante su homilía, el obispo advirtió que la situación del país no permite actitudes de indiferencia. Sostuvo que la patria atraviesa un momento crítico que exige esfuerzos coordinados para alcanzar estabilidad en los ámbitos social, económico, institucional y cultural.
En este sentido, hizo un llamado a promover un clima de serenidad que facilite cambios estructurales, según lo señalado por Erbol.
Diálogo y consenso
La autoridad eclesial insistió en la necesidad de abrir espacios de diálogo y consenso. También enfatizó la importancia de cultivar el respeto y el encuentro entre diferentes sectores.
Dowlaszewicz agregó que los períodos de dificultad pueden convertirse en oportunidades para fortalecer la fe, siempre que exista constancia para evitar caer en la desesperación ante un contexto adverso.
Desafíos cotidianos
El obispo recordó que, además de la crisis nacional, muchas personas enfrentan problemas cotidianos como enfermedades, conflictos familiares, tensiones sociales y pobreza. Invitó a la población a confiar en Dios para afrontar estos desafíos.
Comparó la situación actual con un terremoto que genera pánico y desconcierto, lo que resalta la gravedad del momento que vive el país.
Interpretación del Evangelio
Asimismo, Dowlaszewicz explicó que las referencias al “fin del mundo” presentes en el Evangelio deben interpretarse como un llamado al fin del mal, del odio, del sufrimiento y del egoísmo.














