El nuevo viceministro de Sustancias Controladas, Ernesto Justiniano Urenda, ha introducido un cambio significativo en la política antinarcóticos de Bolivia. Ha manifestado su intención de colaborar con la agencia antidroga estadounidense, la DEA (Drug Enforcement Administration), así como con las fuerzas policiales de los países vecinos para combatir el crimen organizado.
La declaración de Justiniano, quien es considerado el nuevo “zar antidroga” del gobierno de Rodrigo Paz Pereira, busca poner fin al aislamiento internacional que caracterizó a la administración anterior en esta área.
Importancia de la cooperación internacional
En una entrevista con la red radiofónica Erbol, el viceministro subrayó la necesidad urgente de restablecer la cooperación. “Lo más pronto posible, no solamente con la DEA, sino con las fuerzas de Brasil, con las fuerzas de Paraguay, los países limítrofes, tenemos que coordinar y tenemos que trabajar codo a codo. Ya fue suficiente de estar aislado”, afirmó Justiniano.
Este anuncio se alinea con la política exterior del presidente Paz, quien busca reabrir Bolivia al mundo. La meta es fomentar la cooperación internacional sin que esto implique dependencia o menoscabo de la soberanía nacional, principios que fueron fundamentales durante el gobierno de Evo Morales entre 2006 y 2019, cuando se expulsó a la DEA del país en 2008.
Reconocimiento del crimen organizado
Justiniano fue claro al reconocer la expansión del crimen organizado en Bolivia. Afirmó que “definitivamente los cárteles están acá” y que operan en territorio boliviano. Destacó que el narcotráfico es un fenómeno que “no tiene fronteras” y que las organizaciones criminales son “fuertes, con tecnología, con dinero y trabajan internacionalmente”.
Esta situación obliga a Bolivia a buscar apoyo externo. “Bolivia necesita del apoyo de otros países del mundo, Brasil, Estados Unidos, porque la lucha contra el narcotráfico es una lucha de absolutamente todos”, enfatizó en una entrevista con Bolivia Tv.

Experiencia previa de Justiniano
La designación de Justiniano Urenda no es casual. El viceministro ya ocupó el cargo de “zar antidroga” entre 2002 y 2003, durante la gestión del expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada. Este periodo fue marcado por una intensa cooperación con Estados Unidos.
Justiniano defendió su gestión anterior, negando de manera categórica que en ese tiempo existiera sometimiento a agencias internacionales o inmunidad para el personal estadounidense. “En lo que a mí me tocó en el 2002, no había absolutamente nada de eso. (…) Ni los bolivianos tenemos inmunidad cuando se cometen delitos. ¿Por qué va a tener un extranjero inmunidad?”, concluyó.
Fin de una era en Bolivia
El inminente restablecimiento de lazos con la DEA representa el fin de una era en la política antinarcóticos de Bolivia y el comienzo de una nueva estrategia de seguridad nacional que se enfoca en la coordinación internacional.














