Unas 2,000 millones de personas, que representan casi un cuarto de la población mundial, están en riesgo por vivir cerca de infraestructuras relacionadas con los combustibles fósiles. Esta información fue divulgada este miércoles 12 de noviembre de 2025 por Amnistía Internacional (AI) durante la COP30 que se lleva a cabo en Belém.
El informe, realizado en colaboración con la Universidad de Colorado, destaca que el ciclo de vida de los combustibles fósiles “destruye ecosistemas naturales insustituibles y perjudica los derechos humanos”. Esto afecta especialmente a quienes residen cerca de instalaciones de carbón, petróleo y gas.
El estudio también calcula el potencial de los daños globales que pueden ocasionar tanto las estructuras ya existentes como las que están en planificación.
Exploración de petróleo en Brasil
En Brasil, que es la sede de esta trigésima conferencia mundial sobre el clima (COP30), las autoridades ambientales, con el respaldo del Gobierno federal, han aprobado la exploración de petróleo en una zona cercana a la desembocadura del río Amazonas. Esta área es de alto valor biológico.
Agnès Callamard, secretaria general de AI, advirtió que “la constante expansión de la industria de los combustibles fósiles está poniendo en peligro miles de millones de vidas y alterando irreversiblemente el sistema climático”.
Datos sobre la exposición a riesgos
La Universidad de Colorado, a través de su departamento Better Planet Laboratory, ha mapeado el grado de exposición de las poblaciones a las infraestructuras de combustibles fósiles. También ha analizado las emisiones globales diarias de gases contaminantes.
Los datos recopilados indican que, entre las personas que viven a menos de 5 kilómetros de instalaciones petroleras o similares, hay 520 millones de niños expuestos a impactos medioambientales.
Además, se señala que “el sector de los combustibles fósiles sigue en expansión”, lo que podría poner en riesgo a al menos 135 millones de personas más en los próximos años.

Aumento de centrales y minas
El informe destaca que “el número de centrales y minas de carbón está aumentando principalmente en China y en India”. También alerta que “más del 16% de las infraestructuras de combustibles fósiles del mundo se encuentran en territorios indígenas”.
El documento incluye entrevistas con cerca de 100 personas afectadas, como pescadores artesanales en Brasil, defensores de tierras indígenas en Canadá y miembros de comunidades costeras en Senegal.
Limitaciones en la documentación
Los datos obtenidos se cruzaron con investigaciones anteriores contra grandes empresas del sector de petróleo y gas en Ecuador, Colombia y Nigeria.
Amnistía Internacional asegura que las conclusiones “subestiman las verdaderas dimensiones globales de esa exposición”. Esto se debe a lagunas en la documentación de los proyectos y a las limitaciones en los censos de varios países analizados.














