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Científicos activan Plan B: geoingeniería para combatir el calentamiento global

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Una década después del Acuerdo de París, las temperaturas globales aumentan. Descubre cómo científicos lideran la geoingeniería para combatir el cambio climático.

Una década después del Acuerdo de París firmado en 2015, el mundo enfrenta un aumento preocupante de la temperatura global, que ha alcanzado 1,4 °C en comparación con la era preindustrial. Este incremento pone en riesgo el objetivo central de limitar el calentamiento a 1,5 °C. Mientras las negociaciones entre gobiernos se estancan en plazos y compromisos, un grupo de científicos e ingenieros ha comenzado a trabajar en silencio en lo que se conoce como el “Plan B”: la geoingeniería. Esta es una serie de tecnologías radicales diseñadas para manipular el clima a gran escala.

Este esfuerzo es liderado por entidades como la Agencia de Investigación e Innovación Avanzada del Reino Unido (ARIA), que ha destinado 74,67 millones de dólares a 22 proyectos experimentales. Estos proyectos buscan imitar o forzar procesos naturales con el fin de enfriar la Tierra o capturar el carbono presente en la atmósfera. La comunidad científica se encuentra dividida sobre si estas propuestas son la única salvación o, por el contrario, un riesgo impredecible que podría causar un desequilibrio planetario.

La urgencia del calentamiento global se hace evidente en el Ártico, donde el hielo marino, que es fundamental como “aire acondicionado planetario”, podría desaparecer para 2050 o incluso antes.

Técnicas para enfriar el planeta

El Centro para la Reparación Climática de la Universidad de Cambridge está desarrollando una técnica para engrosar el hielo. Esto se logra perforando la superficie del hielo y bombeando agua de mar. Por su parte, la startup británica Real Ice propone automatizar este proceso utilizando robots submarinos. Se estima que medio millón de robots podrían congelar un millón de kilómetros cuadrados de océano, logrando un efecto de enfriamiento masivo y sin precedentes.

Para contrarrestar el debilitamiento de la Circulación Meridional de Retorno del Atlántico (AMOC), que podría provocar una caída de 10 a 20 grados en las temperaturas del Reino Unido, el profesor Stuart Haszeldine sugiere el uso de paracaídas gigantes remolcados por barcos. Estos paracaídas ayudarían a arrastrar agua cálida hacia el Atlántico Norte y mantener la Corriente del Golfo.

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Proyectos desde Australia

Desde Australia, equipos de la Universidad Southern Cross están trabajando en una solución para salvar los arrecifes de coral. Su propuesta consiste en lanzar mil billones de gotas de agua de mar por segundo para hacer que las nubes sean más brillantes y tengan una mayor capacidad de reflejar la luz solar. Esta técnica, a escala global, que requeriría alrededor de mil barcos, podría reducir la temperatura terrestre en medio grado sin añadir contaminantes al medio ambiente.

Controversias de la geoingeniería

Una de las vertientes más controvertidas de la geoingeniería es la Gestión de la Radiación Solar (SRM). Esta técnica busca reflejar parte de la luz solar antes de que tenga la oportunidad de calentar la Tierra. Inspirado en la erupción del Monte Tambora en 1815, que enfrió el planeta, este proyecto propone dispersar partículas de azufre o polvo mineral a 50 km de altura. Esto aumentaría el albedo, es decir, la capacidad de reflejo de la atmósfera.

ARIA está financiando una prueba de la Universidad de Cambridge que utilizará globos para lanzar muestras de dolomita y otros minerales. El objetivo es estudiar su “envejecimiento” en la estratósfera. Sin embargo, el riesgo de alterar los patrones de lluvia o dañar la capa de ozono mantiene en alerta a la comunidad científica, que considera esta técnica como un nuevo elemento químico para contrarrestar otro.

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Propuesta de escudo espacial

La propuesta más ambiciosa implica la instalación de reflectores gigantes en el punto de Lagrange 1 (L1), que se encuentra a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra. Este punto es crucial porque las fuerzas gravitacionales del Sol y la Tierra se equilibran allí, lo que permite que una estructura se mantenga relativamente estable. Un “escudo” de aproximadamente 2 millones de kilómetros cuadrados podría bloquear el 0,5 % de la luz solar y enfriar el planeta en un grado. ARIA está financiando estudios de viabilidad, consciente del colosal desafío técnico que representa esta “sombrilla espacial”.

Captura de carbono

Menos controvertida es la tecnología de Captura Directa de Carbono en la Atmósfera (DAC). Empresas como Climeworks, que ya operan en Islandia, Suiza y el Reino Unido, utilizan ventiladores para extraer el dióxido de carbono y luego inyectarlo bajo tierra, donde se mineraliza de manera permanente, convirtiéndose en piedra. Otras empresas están buscando reutilizar el CO₂ en materiales de construcción o en bebidas gasificadas.

El objetivo es ambicioso: eliminar mil millones de toneladas de CO₂ anualmente para 2050. Esto demuestra que la innovación tecnológica es un pilar fundamental tanto para la mitigación como para la adaptación al cambio climático.


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