Miles de familias en diferentes regiones de Bolivia se dieron cita este domingo 2 de noviembre en los cementerios para despedir a sus seres queridos. Según la tradición boliviana, las almas de los difuntos visitan sus hogares durante 24 horas, comenzando al mediodía del 1 de noviembre. La celebración de Todos Santos, que es una de las festividades más significativas del calendario cultural del país, se caracterizó por la música, las oraciones, las ofrendas y gestos de solidaridad.
En las ciudades de La Paz y El Alto, las áreas más concurridas mostraron un intenso movimiento desde temprano. Las personas acudieron a los camposantos con mesas repletas de panes, frutas, bebidas sin alcohol y la comida favorita de los difuntos. En muchos casos, los familiares también llevaron músicos o parlantes para acompañar el adiós con melodías que, en vida, eran del agrado de quienes hoy descansan.

Cementerio General de La Paz
El Cementerio General de La Paz se convirtió en uno de los principales puntos de encuentro. Erika Endara, directora de la Entidad Descentralizada Municipal de Cementerios, informó que aproximadamente 8.000 personas visitaron el panteón durante la jornada. “Hay una gran aglomeración de visitantes”, declaró la autoridad a medios locales.
Durante la jornada, se pudo observar la presencia de músicos que ofrecían sus servicios para interpretar temas tradicionales, cuecas o piezas melancólicas que resonaban en el ambiente.
Despedidas con misas privadas
Las “misas privadas” también formaron parte de las despedidas. Algunas familias llevaron representantes de la Iglesia Católica para celebrar pequeños oficios religiosos junto a las tumbas, rodeados de velas y flores. Esta práctica añade un toque espiritual a la celebración, permitiendo a los asistentes rendir homenaje a sus seres queridos de una manera más íntima.

Solidaridad en la tradición
La tradición de Todos Santos no solo reúne a las familias en torno al recuerdo, sino que también promueve la solidaridad. Numerosos jóvenes y niños recorrieron el cementerio pidiendo panes y frutas, una práctica común que refuerza el sentido comunitario de esta fecha tan especial.

Operativo de seguridad
El operativo de control estuvo a cargo de la Policía y del personal del Cementerio General. Alex Quiñonez, jefe de servicio y mantenimiento, informó a Visión 360 que no se registraron incidentes importantes. “Se decomisa si tratan de ingresar bebidas alcohólicas; personas en estado de ebriedad están prohibidas de ingresar”, explicó.
El comandante de la Policía Turística, Roberto Zambrana, indicó que 420 efectivos trabajaron durante toda la jornada, distribuidos en tres turnos. Solo se reportó un contratiempo en las afueras del cementerio, en la parada del teleférico rojo, donde un grupo de personas intentó instalar un escenario para presentaciones musicales.
Así, entre rezos, música y muestras de afecto, Bolivia despidió una vez más a sus difuntos. Esta celebración reafirma una costumbre que une a las familias más allá de las diferencias sociales y económicas. Para muchos, la festividad no es solo un recuerdo de los que partieron, sino también una expresión viva de fe, cultura y comunidad.














