Con un acto simbólico en la Plaza 10 de Febrero, las autoridades departamentales y eclesiásticas conmemoraron la festividad de Todos Santos. Esta celebración es una de las expresiones más sentidas por la población, ya que une la fe, la memoria y las costumbres familiares en torno al reencuentro con las almas de los difuntos.
El gobernador Johnny Vedia lideró la ceremonia central e informó que, a través de un decreto departamental, el Gobierno Autónomo Departamental de Oruro está promoviendo la revalorización de los usos y costumbres relacionados con esta fecha tan significativa.
“Lo que pretendemos es rescatar nuestras tradiciones y recordar a nuestros queridos seres que nos han dejado. El mes de noviembre duele mucho, pero también nos debe dar alegría por tenerlos a ellos”, manifestó Vedia durante su discurso.
Actividades de la festividad
Vedia explicó que las actividades comenzaron el 27 de octubre con el armado de una mesa dedicada a las “mascotitas”. Estas actividades continuaron el 31 de octubre con la mesa de los “angelitos” y culminaron el 1 de noviembre con la tradicional mesa para los difuntos.
Además, adelantó que el 2 de noviembre se realizará una visita al Cementerio General para rendir homenaje a los notables del departamento. Enfatizó la importancia de no perder las costumbres y tradiciones que han sido parte de la cultura local.

Ritual del obispo
Durante la jornada, el obispo de la Diócesis de Oruro, Monseñor Cristóbal Bialasik, llevó a cabo el sahumerio ritual en las cuatro estaciones de la plaza principal, acompañado por autoridades y vecinos que se unieron a la ceremonia.
En su mensaje, recordó que la festividad de Todos Santos es una oportunidad para mantener vivo el vínculo con quienes ya han partido. “Es necesario recordar a nuestros antepasados, no hay que dejarlos en el olvido. Tenemos que rezar por cada uno de ellos porque ellos necesitan nuestro recuerdo y nuestra oración”, expresó el prelado.
Participación de las familias
Las familias orureñas también participaron activamente en la jornada, armando mesas de ofrendas donde colocaron los alimentos y bebidas preferidas de sus seres queridos. Esta práctica mantiene viva una tradición que combina espiritualidad, memoria y cultura en torno a la festividad.













