Millones de personas en el mundo celebran Halloween, llenando las calles de negro y naranja y viendo a niños disfrazados. Sin embargo, detrás del actual “truco o trato” y las calabazas iluminadas, hay una historia que se remonta a más de 2,000 años, entrelazando la tradición celta, el calendario romano y la expansión del cristianismo.
Según historiadores y medios especializados como National Geographic, el origen de Halloween se encuentra en la festividad celta de Samhain, que se celebraba en regiones como Irlanda, Escocia y el norte de Francia.
Para los celtas, el 31 de octubre marcaba el final del ciclo de la cosecha y el inicio del invierno, una estación que se asociaba con la muerte y la oscuridad. Samhain, que significa “fin del verano” en irlandés antiguo, era el momento en que se creía que la barrera entre el mundo de los vivos y el de los muertos se desvanecía, permitiendo que los espíritus regresaran.
Rituales celtas en Samhain
Para protegerse de los entes malignos y honrar a sus ancestros, los celtas realizaban varias prácticas. Encendían hogueras sagradas, ofrecían alimentos en las puertas de sus casas y se disfrazaban con pieles o máscaras para ahuyentar o confundir a los espíritus.
Con la expansión del Imperio Romano, algunas de estas costumbres se mezclaron con ceremonias propias, como el Mundus Patet, un periodo en el que se creía que el inframundo se abría temporalmente.

Influencia del cristianismo
La evolución de la festividad tomó un giro decisivo con el auge del cristianismo en Europa. Para integrar las prácticas paganas en su calendario, el Papa Gregorio III, en el siglo VIII, cambió la celebración del Día de Todos los Santos del 13 de mayo al 1 de noviembre.
Así, la noche anterior, conocida como All Hallows’ Eve (“Víspera de Todos los Santos”), terminó transformándose con el tiempo en la palabra que hoy conocemos: Halloween.
De souling a truco o trato
En siglos posteriores, la práctica de visitar hogares pidiendo comida o dinero a cambio de rezos por los difuntos, conocida como souling, sirvió como precursor de la moderna tradición del “truco o trato”.
Halloween cruzó el Atlántico en el siglo XIX, llevado por inmigrantes irlandeses y escoceses que huían de la Gran Hambruna. En Estados Unidos, la celebración se despojó de gran parte de su espiritualidad para enfocarse en la diversión social, los disfraces y el miedo simbólico.

Halloween en la cultura popular
El cine y la cultura popular del siglo XX, con íconos como Drácula, Frankenstein o El exorcista, consolidaron la identidad moderna de Halloween.
Hoy, la festividad representa un negocio masivo. Solo en Estados Unidos, el gasto en la celebración ha roto récords. Según la National Retail Federation (NRF), el gasto total en Halloween superó los 12,200 millones de dólares en 2024, con un gasto promedio por consumidor de alrededor de 108 dólares.
El disfraz en Halloween
Las categorías principales de gasto son disfraces, dulces y decoración, que se expanden a nivel global, incluso coexistiendo en Latinoamérica con celebraciones como el Día de Muertos.
El disfraz, que comenzó como un método para despistar a los espíritus en Samhain, ahora simboliza no solo la conexión con lo sobrenatural, sino también la posibilidad de adoptar otra identidad en la noche más terrorífica del año.













