Por: Víctor Hugo Vásquez Mamani
Algunos insinúan que, el Carnaval de Oruro, al estar inscrito en la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) se habría convertido en una mercancía cultural y, con ello, perdido el título de Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
Si bien la mercantilización representa un riesgo latente, afirmar que el Carnaval ha perdido dicho reconocimiento es una exageración que no se ajusta a la realidad. No hay tiempo ni razón para seguir vacilando en nuestras propias inseguridades. El verdadero desafío para el orureño radica en su capacidad de transformar las adversidades en triunfos colectivos.
Las orureñas y orureños, por autoestima positiva debemos estar convencidos que:
- El Carnaval de Oruro es y será siempre la Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
- Nadie intente dañar o quitarnos este reconocimiento mundial a Oruro y a Bolivia, porque defenderemos con la unidad del pueblo.
- Debemos cuidar nuestro Carnaval de todo peligro que viene de afuera y otros, que pueden surgir desde adentro.
- Ninguna persona puede, desacreditar la verdad y privilegiar la mentira, en busca de réditos personales.
- No aceptamos decisiones que vienen de afuera que no sean consultada con los poseedores de la memoria colectiva (Carnaval de Oruro).
Y no seguir, como algunos, que con ironía, siembran dudas al afirmar que ya no seríamos la Obra Maestra… y otros, recurren a tecnicismos para generar confusiones. Sin embargo, la legitimidad de nuestro Carnaval —forjada durante siglos en la memoria colectiva— prevalece por encima de cualquier formalidad legal a lo largo del tiempo.
La legitimidad es como la amistad: no se puede vender ni comprar en ninguna parte del mundo, porque no es una mercancía expuesta en un mercado, sujeta a la libre oferta y demanda, donde uno puede negociar su valor según su gusto o conveniencia de sus intereses. La legitimidad, al igual que la amistad, se cultiva día a día con humildad, sabiduría y paciencia.
Efectivamente, muchos buscamos un motivo para sobresalir en la vida, pero ese anhelo no puede alcanzarse a costa de poner en riesgo la verdad ni de reemplazarla con la mentira, pues la mentira hiere la dignidad humana. Lamentablemente, en nuestros días, el uso de la falsedad en detrimento de la verdad se ha vuelto una práctica frecuente.
Basta con afirmar que estamos en peligro de perder nuestro título de Obra Maestra para captar poderosamente la atención. Con ello, es posible ganar adeptos e incluso impulsar movimientos de reivindicación regional. Sin embargo, los réditos obtenidos débilmente bajo la sombra de la mentira suelen ser efímeros.
Entonces, es falso que el Carnaval de Oruro esté inscrito en la OMPI o que haya perdido su título de Obra Maestra: ninguna de esas afirmaciones se ajusta a la verdad. No estoy en contra de las insinuaciones; presumo que se hacen con buena fe. Sin embargo, la mentira no contribuye en absoluto a la defensa de lo que nos pertenece.
En consecuencia, no es pertinente seguir poniendo en duda el título de nuestro patrimonio inmaterial, sino por sentido común con mucha honra, humildad y respeto debemos decirles a Bolivia y el mundo, que el Carnaval de Oruro por su calidad extraordinaria, sigue y seguirá siendo la Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.













