Científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México han realizado un descubrimiento fascinante al identificar las bacterias presentes en el microbioma intestinal de un hombre que vivió hace 1.000 años en Zimapán, México. Este hallazgo se basa en el análisis de sus heces y tejido intestinal conservados, y fue publicado en la revista PLOS One.
El equipo de investigación, liderado por Santiago Rosas-Plaza, examinó los restos de un cazador-recolector seminómada que pertenecía a la antigua cultura Otopame mesoamericana. Este individuo, conocido como el “Hombre de Zimapán”, falleció entre los 21 y 35 años de edad. Para identificar las bacterias en su microbioma, se utilizó un método estándar llamado secuenciación del gen 16S rRNA, aplicado a su tejido intestinal momificado y a las heces preservadas.
Hallazgos bacterianos
Los investigadores encontraron varias familias de bacterias que son típicamente asociadas con el microbioma humano, tales como Peptostreptococcaceae, Enterobacteriaceae y Enterococcaceae. También se detectaron altos niveles de bacterias de la familia Clostridiaceae, que previamente habían sido encontradas en el tejido intestinal de momias de antiguas civilizaciones andinas.
Además, se identificaron algunas bacterias como Romboutsia hominis, que están asociadas con el microbioma intestinal humano moderno, pero que no se habían documentado en microbiomas antiguos hasta este momento. Estos hallazgos amplían el conocimiento sobre los microbiomas de épocas pasadas y podrían ofrecer pistas sobre la vida del hombre de Zimapán.
Importancia del fardo mortuorio
Sin embargo, se requiere un análisis adicional para confirmar estos resultados y determinar la composición completa del microbioma del hombre de Zimapán. “Los restos del hombre de Zimapán estaban cuidadosamente envueltos como un fardo, lo que se puede interpretar como una indicación de que eran una figura importante dentro de la comunidad”, explican los autores del estudio.
La capa exterior del fardo estaba hecha de una esterilla, que consiste en fibras largas, aparentemente de maguey, entrelazadas para formar un rectángulo fuerte pero maleable. Debajo de esta esterilla, había una sábana perfectamente tejida de algodón marrón nativo.
Estudio de los nudos
Al analizar la composición matemática de los nudos dentro del tejido, “concluimos que era un arreglo peculiar y complejo de llevar a cabo”, añaden los investigadores. La profesora Luisa Mainauo, del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, quien custodia el fardo mortuorio, ha estado trabajando durante 8 años con su equipo para restaurar la sábana, que “pronto” será exhibida en México.
Relevancia del microbioma antiguo
El estudio de los microbiomas antiguos puede contribuir a un mejor entendimiento sobre las poblaciones del pasado y mostrar cómo ha cambiado el microbioma humano a lo largo del tiempo. En las últimas décadas, se han analizado varios microbiomas antiguos, incluyendo el de un inca y el del “Hombre de los Hielos” en Alemania.