El desenlace de un partido que parecía destinado a la victoria del Manchester City se tornó en un inesperado empate gracias a un penalti concedido por el VAR en el minuto 90. En el estadio Luis II, el Mónaco logró arrancar un punto crucial ante los ingleses, que dominaron gran parte del encuentro pero no supieron traducir su control en más goles. La figura de Erling Haaland, quien había sido el eje del ataque del City, se vio opacada por la resistencia del equipo local, que llegó al partido con una serie de dificultades, incluyendo la ausencia de ocho jugadores clave y una reciente derrota que pesaba sobre sus hombros.
El técnico Adi Hütter, consciente de la urgencia de sumar puntos, decidió incluir a Ansu Fati en la alineación titular, buscando revivir las esperanzas de un equipo que luchaba por salir de una crisis. Sin embargo, el atacante cedido por el Barcelona no logró brillar como se esperaba. Desde el inicio, el Manchester City mostró su intención de dominar el juego, y Haaland abrió el marcador con un gol que parecía presagiar una tarde tranquila para los visitantes.
A pesar de su dominio, el City no pudo mantener su ventaja. Un disparo sorpresivo de Jordan Teze desde fuera del área empató el partido y encendió la llama de esperanza en los locales. El ambiente en el Luis II se tornó electrizante, con los aficionados alentando a su equipo mientras los jugadores del City se mostraban confundidos ante la resistencia monegasca.

Con el tiempo corriendo y las oportunidades desperdiciadas por parte del City, la tensión aumentó. Reijnders estrelló un disparo en el travesaño y Haaland estuvo cerca de marcar nuevamente. Pero fue un roce en el área lo que cambiaría el rumbo del partido: una intervención del VAR llevó al árbitro español Jesús Gil Manzano a señalar un penalti a favor del Mónaco. Dier fue el encargado de ejecutar la pena máxima y no falló, logrando así empatar cuando todo parecía perdido para los locales.
Los jugadores ingleses, incrédulos ante lo sucedido, ya no encontraron fuerzas para buscar un triunfo que parecía al alcance de la mano. El Mónaco se aferró a su fortaleza en casa y logró un resultado que podría ser vital en su lucha por mejorar su situación en la liga. En un estadio marcado por obras y una atmósfera tensa, los monegascos demostraron que nunca hay que rendirse hasta el último minuto.