El último partido oficial de Lionel Messi en casa se convierte en un hito que trasciende el fútbol. Este jueves, ante Venezuela, el astro argentino cierra un capítulo de 20 años en la selección, donde ha dejado una huella imborrable. Con 112 goles y 59 asistencias en 193 partidos, Messi se erige como el líder absoluto de la Albiceleste, superando a leyendas como Diego Armando Maradona y Gabriel Batistuta.
Su historia con la selección comenzó hace más de dos décadas, cuando debutó en un amistoso contra Hungría. Con solo 18 años y bajo la dirección de José Pekerman, su primer encuentro no fue el esperado: una expulsión temprana marcó el inicio de una travesía llena de altibajos. Sin embargo, Pekerman vio en él un talento innegable y lo convocó para un amistoso juvenil que lo mantuvo alejado del interés del seleccionado español.
Desde su primer gol en 2006 hasta convertirse en el jugador argentino con más partidos y goles en mundiales, Messi ha sido el eje central del fútbol argentino. Su récord de 26 partidos en Copas del Mundo y 13 goles habla de su longevidad y capacidad para brillar bajo presión. En cada torneo, desde Alemania 2006 hasta Catar 2022, su presencia ha sido sinónimo de esperanza para millones.
La espera por un trofeo significativo fue larga y llena de desilusiones. En su búsqueda incansable, Messi recorrió el mundo, enfrentándose a adversidades en lugares tan lejanos como Libia y China. Finalmente, la redención llegó en 2021 con la Copa América, donde un gol de Ángel Di María contra Brasil selló su primera gran victoria internacional. Desde entonces, los triunfos se sucedieron: la Finalísima 2022 ante Italia y el campeonato del mundo en Catar, donde brilló con un doblete en la final.
Este jueves, independientemente del resultado ante Venezuela, Messi celebrará un cierre simbólico ante su gente. Su legado es más que estadísticas; es una historia de perseverancia y amor por la camiseta albiceleste. Después de tantas alegrías y decepciones, el ‘10’ se despide con la certeza de haber dejado todo en el campo, convirtiéndose no solo en un ícono del fútbol argentino sino también en un símbolo de lucha y resiliencia para todo un país.