La justicia en Bolivia ha condenado a los jesuitas Ramón Alaix y Marcos Recolons a 1 año de prisión por encubrir los abusos sexuales cometidos por el sacerdote fallecido Alfonso Pedrajas, conocido como “padre Pica”. Este juicio comenzó a mediados de julio y culminó con la sentencia leída el martes por el Juzgado Cuarto de Sentencia Penal Anticorrupción y Contra la Violencia a la Mujer de Cochabamba.
A pesar de que el autor de los delitos falleció antes de ser juzgado y los abusos han prescrito, la resolución fue dada a conocer en la audiencia final del juicio. En esta audiencia se escucharon los alegatos finales de las partes involucradas, así como de las víctimas que denunciaron los hechos.
Reacciones de las víctimas
Wilder Flores, presidente de la Comunidad Boliviana de Sobrevivientes (CBS), expresó su satisfacción: “Celebramos, porque para nosotros es el inicio: se abrió la puerta para encaminar la justicia tan esperada. En su momento hubo muchas denuncias, éramos niños, nos hicieron creer que la justicia la impartía el Provincial de los Jesuitas, así nos manipularon”.
El caso de Alfonso Pedrajas, también conocido como “padre Pica”, ha generado una gran indignación a nivel nacional. Esto se debe a que se reveló, a través de su diario personal, que en vida cometió múltiples abusos sexuales contra niños y adolescentes indígenas de comunidades aymaras, quechuas y guaraníes. También abusó de estudiantes del internado Juan XXIII en Cochabamba, donde trabajó durante años como educador. Esto motivó el inicio de investigaciones por parte de la Fiscalía contra quienes fueron mencionados en el libro de Pedrajas.
Conocimiento de los abusos
Según indicios, Ramón Alaix y Marcos Recolons tenían conocimiento de los abusos sexuales que cometió Pedrajas en las décadas de 1970 y 1980 en el país. Ambos sacerdotes fueron citados por el extinto jesuita en su diario como encubridores. La defensa de los acusados presentó un recurso de extinción de la acción por prescripción; sin embargo, este fue rechazado y se decidió que el caso continuara hasta dictarse una sentencia.
Edwin Alvarado, secretario de relaciones internacionales de la CBS, agradeció a las víctimas por su valentía al brindar testimonios durante el proceso para lograr justicia contra quienes no actuaron pese a conocer los delitos que cometía Pedrajas. “Aún hay sobrevivientes de otros depredadores jesuitas y de otras órdenes religiosas. Aún hay miles de documentos internos que prueban el encubrimiento institucional y sistemático a sus pederastas”, aseguró.
Un primer paso hacia la justicia
El fallo fue considerado un “primer paso” hacia una justicia que ha sido postergada. Flores también criticó la postura institucional asumida por la Compañía de Jesús durante el proceso. “Ahora alardean su predisposición de colaboración a la justicia, pero durante todo el proceso vimos a sus abogados tratando de obstruir la justicia y negar la verdad. Pedimos a la población ser vigilante. Esto apenas empieza”, señaló Flores.
La CBS anunció que dará seguimiento al caso contra el fallecido jesuita Alejandro Mestre (1912-1988), quien tiene una denuncia por abuso sexual contra un alumno del Colegio San Calixto de La Paz en 1961. Por este caso, los jesuitas Osvaldo C., Ignacio S. y Bernardo M. están implicados como presuntos encubridores.

Trayectoria de los jesuitas condenados
Recolons, de 81 años, fue provincial de los jesuitas en Bolivia entre 1993 y 1999 y llegó a ser el número dos de la orden en Roma entre 2004 y 2012. Alaix, de 83 años, ocupó el cargo de provincial entre 1999 y 2007.
El caso salió a la luz en abril de 2023, cuando El País publicó fragmentos del diario personal de Pedrajas. En ese documento, el sacerdote reconocía haber abusado de al menos 85 menores en colegios jesuitas de Bolivia entre 1972 y principios de los años 2000.
El expediente judicial de 855 páginas incorporó 18 testimonios de víctimas, acompañados de informes psicológicos que confirmaron las secuelas de los abusos. También incluyó otras 21 evidencias materiales y 52 pruebas testificales. Una de las denuncias recogidas en el proceso describe: “Sentí que me estaban manoseando y empiezo a sentir mis labios mojados. Era el Pica (apodo de Pedrajas) que estaba besándome. Me desperté y le empujé. Él me dijo: ‘Pero ¿qué pasa? Solamente estamos jugando. Yo te amo’”.