Tener conciencia o percibir la desigualdad económica que afecta al mundo tiene un impacto en nuestra felicidad, sentido de vida, armonía y bienestar espiritual. Esto se revela en un estudio publicado este lunes en la revista científica Social Psychological and Personality Science.
La investigación, que combina encuestas a más de 21,000 personas de 71 países de todos los continentes con datos de índices macroeconómicos como el Producto Interno Bruto (PIB) y los índices de desigualdad económica, concluye que percibir altos niveles de desigualdad económica “socava significativamente” el bienestar individual en diversas dimensiones del desarrollo humano.
Investigación liderada por expertos
El estudio fue realizado por un equipo internacional de científicos, encabezado por Ángel Sánchez-Rodríguez, profesor de Psicología Social y Antropología en la Universidad de Salamanca, España. Esta investigación ofrece información crucial sobre cómo la conciencia de la disparidad económica afecta no solo a la felicidad, sino también a la armonía, el sentido de la vida y la espiritualidad.
Los hallazgos demuestran que cuando las personas son conscientes de las disparidades económicas en su sociedad, esto se relaciona negativamente con su bienestar general. Además, amplía la brecha entre cómo se sienten actualmente y cómo aspiran a sentirse.
Impacto en el bienestar público
“Este estudio nos ayuda a comprender que los altos niveles de desigualdad económica que se observan en muchos países no son solo una cuestión de justicia social, sino también un problema acuciante de bienestar público”, explicó Sánchez-Rodríguez en declaraciones a EFE.
El investigador añadió que uno de los avances de este estudio, en comparación con la literatura anterior, es que al medir la desigualdad económica estructural basada en valores económicos y relacionarla con el bienestar, se observaba a veces una relación positiva, otras negativa, y en ocasiones no había relación. Sin embargo, al incorporar la percepción en su trabajo, se evidenció que percibir altos niveles de desigualdad económica se asocia con un menor bienestar.
Enfoque culturalmente sensible
Este estudio también destaca por su enfoque culturalmente sensible al medir el bienestar. Incluye nuevos parámetros como el sentido de la vida, la armonía y la espiritualidad, dimensiones que pueden ser especialmente relevantes en culturas no occidentales.
Este enfoque integral muestra que la desigualdad percibida afecta múltiples aspectos del desarrollo humano, no solo la satisfacción emocional. “Cuanto mayor es la desigualdad económica que perciben las personas a su alrededor, menor es su bienestar general”, resume el investigador.
Retos globales actuales
La investigación considera los retos globales actuales y cómo las personas reaccionan ante uno de los problemas más urgentes: la creciente brecha entre ricos y pobres. Esta cuestión ha sido reconocida por organizaciones internacionales como las Naciones Unidas, que identifican la reducción de la desigualdad como un objetivo clave para construir una sociedad más sostenible y justa.
Para los investigadores, reducir la conciencia de la desigualdad no es la solución. En cambio, abordan la desigualdad en sí misma como una estrategia viable para mejorar el bienestar. “Eso sí es una estrategia viable para mejorar el bienestar”, afirmó Sánchez-Rodríguez.
Desigualdad económica como problema
La desigualdad económica objetiva, que refleja las disparidades reales en las condiciones de vida, es el problema de fondo. El estudio concluye que la desigualdad económica no solo representa un reto político, sino que también es una amenaza fundamental para el bienestar humano.