Siete especies exóticas invasoras (EEI) están causando daños significativos en los ecosistemas de varios países de Suramérica. Esto es lo que revela un informe de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas, respaldada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Entre estas especies se encuentran roedores, peces de gran tamaño y moluscos que transmiten enfermedades, los cuales han alterado el equilibrio natural desde su introducción en diferentes momentos a lo largo de las últimas décadas.
La entidad informó que el 34% de las 3.500 especies invasoras identificadas a nivel mundial se encuentran en América. Según el biólogo Paul Van Damme, hay dos grupos de especies invasoras. El primer grupo incluye aquellas que provienen de otros continentes, mientras que el segundo está formado por especies que son originarias de América, pero se vuelven invasoras al trasladarse de un país a otro dentro del mismo continente. Con el desarrollo de los medios de transporte, la llegada de estas especies ha sido cada vez más rápida.
El caso del caracol gigante
Uno de los casos más conocidos es el del caracol gigante africano. Esta especie es considerada una plaga en Colombia desde 2008 y está incluida por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) entre las 100 EEI más dañinas del mundo. El molusco no solo destruye cultivos, sino que también se alimenta de materia fecal humana y animal. Esto le permite almacenar patógenos que puede transmitir por contacto, provocando enfermedades como la meningitis eosinofílica.
Van Damme explicó que existen dos generaciones de EEI en la región. Por un lado, se encuentran las especies que llegaron hace más de 40 años y que hoy forman parte de cadenas productivas. Por otro, están las que se han convertido en un problema en los últimos diez años, ya que su impacto ambiental es más reciente y aún no ha sido controlado.
Especies invasoras en el Cono Sur
Entre las especies invasoras del Cono Sur se encuentra el visón americano. Este animal fue introducido entre 1930 y 1970 en Argentina y Chile con fines comerciales, debido a su valor en la industria peletera. Según los investigadores Mauricio Failla y Laura Fasola, el visón ha causado daños como la depredación de aves y roedores nativos. Además, ha propagado enfermedades como la toxoplasmosis y la tuberculosis.
Otro caso es el del castor, introducido en 1946 en Tierra del Fuego, Chile. En su momento, se buscaba enriquecer la fauna y fomentar la producción de pieles. Sin embargo, al no tener depredadores naturales y recibir protección durante más de 30 años, se multiplicó sin control. Según el Ministerio del Medio Ambiente chileno, esta especie ha afectado más de 23.000 hectáreas de bosque nativo.
La liebre europea y su impacto
También la liebre europea ha sido identificada como una especie invasora. Llegó a Perú en la década de 1990 y fue incluida en el Plan Nacional de Acción sobre EEI debido a su rápida reproducción.
En la región amazónica, los riesgos se han intensificado con la expansión de la piscicultura. Van Damme advirtió que muchas especies invasoras han sido introducidas en este ecosistema, donde el impacto es mayor por la alta vulnerabilidad de sus especies.
Ejemplos de especies invasoras
Un ejemplo es el paiche, un pez originario de otras zonas que ha sido introducido en Bolivia. Al ser carnívoro y alcanzar hasta 4 metros de longitud y 200 kilos de peso, se ha extendido sin control y representa más del 50% de la pesca en esa región.
Otro caso es el del pez león, originario del océano Pacífico. Actualmente se encuentra en las costas de Venezuela y se ha convertido en una amenaza debido a su alta capacidad reproductiva. Según el Ministerio del Poder Popular de Pesca y Acuicultura, un solo ejemplar puede generar hasta 2 millones de huevos por año.
La tilapia africana en Suramérica
Finalmente, la tilapia africana llegó a Suramérica hace más de 50 años para ser cultivada en acuicultura. Su adaptabilidad y reproducción acelerada hacen rentable su cultivo. Sin embargo, cuando se libera en cuerpos naturales de agua, puede convertirse en una amenaza. En Ecuador, su presencia ha causado preocupación, ya que puede ser portadora de virus que afectan a la fauna local.
La dinámica sobre estas especies invasoras fue abordada por las biólogas Leyla Cárdenas, Victoria Suescún y Romina Fuentes en su libro “Especies invasoras: preguntas y respuestas”.
LDVY