En varios lugares de la ciudad de La Paz, se han observado largas filas de ciudadanos que intentan comprar productos de la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa). Esto ocurre en un contexto marcado por la escasez y el aumento de precios de los productos de la canasta familiar.
Las imágenes de personas esperando durante horas para adquirir arroz, azúcar y aceite reflejan la creciente preocupación de la población por asegurar su abastecimiento en medio de una situación económica cada vez más complicada.
Problemas de abastecimiento
Los puntos de venta de Emapa, que están habilitados para ofrecer alimentos a precios subvencionados, no han podido satisfacer la alta demanda. Esto ha generado malestar entre los consumidores. La empresa estatal ha informado que está haciendo esfuerzos para reponer los productos a diario, pero ha reconocido que la presión sobre la oferta se ha intensificado en las últimas semanas.
La ciudadanía ha expresado su inquietud por el desabastecimiento y ha exigido una mayor presencia estatal en los barrios más afectados por la crisis.
Cierre de comercios privados
En las últimas horas, el comercio privado de abarrotes en grandes centros de abasto, como la calle Gallardo en la zona Gran Poder de La Paz, decidió cerrar sus puertas. Esto se debe a lo que denunciaron como un asedio de cuadrillas gubernamentales que intervinieron sus depósitos con el argumento de controlar el agio y la especulación.
Los comerciantes han manifestado su descontento por los operativos y han exigido al Presidente Luis Arce condiciones reales para poder continuar operando. Entre estas condiciones se incluye el acceso a dólares estadounidenses para importar productos de la canasta básica.
Medidas del Gobierno
Paralelamente, el Gobierno ha anunciado la implementación de 11 medidas contra el agio y la especulación. Estas medidas instruyen a los gobiernos municipales del país a intervenir en el comercio dentro de sus respectivas jurisdicciones.
No obstante, analistas económicos han señalado que estas acciones no constituyen una ofensiva estructurada contra el contrabando. Más bien, reflejan los efectos de la entrada del país a un mercado paralelo del dólar, un fenómeno que estaría provocando un encarecimiento generalizado de alimentos y artículos de primera necesidad.
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