El cambio climático, las sequías, la expansión urbana y la modificación de los usos del suelo están causando que, hacia finales de este siglo, la cantidad de incendios forestales en la Unión Europea se duplique. Esto es especialmente preocupante en la región del Mediterráneo.
Así lo advierte el informe titulado “Incendios forestales en transformación. Opciones políticas para una Europa con cultura del fuego y adaptada al fuego”, presentado por el Consejo Asesor Científico de las Academias Europeas (EASAC). Esta organización agrupa a instituciones de 25 Estados miembros, además de Reino Unido, Suiza y Noruega.
El documento es el resultado de dos años de trabajo y señala que las políticas actuales de la Unión Europea se centran en la supresión de incendios. Sin embargo, se requiere un cambio hacia una estrategia que priorice la adaptación y la prevención.
Estrategias de gestión del fuego
La gestión proactiva del fuego, junto con medidas de mitigación y adaptación climática, debe enfocarse en reducir el daño en lugar de solo minimizar la superficie quemada, según el informe.
En la actualidad, Europa enfrenta alrededor de 60,000 incendios forestales al año, lo que genera pérdidas económicas cercanas a 2,000 millones de euros. La superficie afectada es equivalente al doble del territorio de Luxemburgo.
Causas y soluciones
Las principales causas de esta situación son el cambio climático y las transformaciones en el uso del suelo. Por ello, es fundamental trabajar en la mitigación y adaptación en el ámbito climático.
El informe también destaca la importancia de avanzar hacia un enfoque que incluya la gestión del paisaje, la restauración de ecosistemas y la alfabetización sobre el fuego. Esto implica preparar a la sociedad para convivir con el fuego, en lugar de solo combatirlo.
Concienciación y cambio de comportamiento
Además, se recomienda establecer un marco europeo integrado que promueva la concienciación ciudadana y el cambio de comportamiento frente al riesgo de incendios.
Se sugiere incorporar el análisis del riesgo de fuego en las políticas de biodiversidad y reforestación. La idea es normalizar la convivencia con el fuego como parte del ecosistema.
Uso controlado del fuego
La profesora húngara Orsoula Valkó explicó que “el fuego no es siempre una catástrofe” y puede ser utilizado de manera controlada para prevenir incendios de gran magnitud, mediante quemas selectivas en zonas estratégicas.
También se menciona la necesidad de conservar humedales y turberas, que almacenan grandes cantidades de CO₂ y pueden liberar ese gas si arden, lo que agravaría el cambio climático.
Riesgos en áreas urbanas
Un aspecto novedoso del estudio es el análisis del riesgo de incendios forestales urbanos. Como ejemplo, se menciona el incendio registrado en enero de 2025 en Los Ángeles (EE.UU.), con costos financieros estimados entre 75,000 y 131,000 millones de dólares.
En Europa, el 70% del territorio está en riesgo por este tipo de catástrofes. Las zonas con alta actividad humana cercanas a vegetación pueden convertirse fácilmente en focos de ignición.
Preparación ante incendios
El profesor Thomas Elmqvist advirtió que este tipo de incendios aún no son comunes en el continente, pero llegarán, y es necesario estar preparados. Recordó los incendios masivos de 2023 en Canadá, que fueron diez veces más grandes que los medios disponibles para combatirlos.
Actualmente, Europa cuenta con una gran capacidad de respuesta de emergencia: bomberos, helicópteros y aviones. Sin embargo, falta planificación e inversión en adaptación a largo plazo.
Planificación urbana y prevención
Desde la planificación urbana, se puede combatir este fenómeno dejando suficiente espacio verde entre edificaciones, identificando zonas vulnerables y garantizando el mantenimiento de jardines y patios privados.
El técnico del Centro Europeo de Investigación Conjunta, Alfredo Branco, señaló que cuando se invierte en prevención y no ocurre nada, la población suele cuestionar ese gasto. Por ello, animó a encontrar formas de mostrar que cada euro destinado a la prevención vale la pena.
En esa línea, Héctor Alfaro, del Centro de Respuesta Coordinada de Emergencias de la Comisión Europea, propuso visibilizar el impacto de la prevención. Por ejemplo, mostrar que aunque se quemaron 5,000 hectáreas, el potencial era de 100,000, permite que la gente entienda la magnitud del daño evitado.