Un estudio realizado por la Universidad del Sur de California ha encontrado que las personas que viven en áreas con más días de calor intenso experimentan un envejecimiento molecular más acelerado en comparación con aquellos que residen en lugares más frescos. Esta investigación, publicada el 26 de febrero en la revista Science Advances, analizó a más de 3.600 individuos mayores de 56 años en Estados Unidos y sugiere una relación entre el calor extremo y el aumento de la edad biológica.
La edad biológica se refiere al funcionamiento del organismo a nivel molecular, celular y sistémico. Esto es diferente de la edad cronológica, que se basa únicamente en la fecha de nacimiento. Tener una edad biológica que supere la cronológica se asocia con un mayor riesgo de enfermedades y mortalidad. Aunque se ha reconocido que la exposición al calor extremo tiene efectos negativos en la salud, como un mayor riesgo de muerte, la conexión entre el calor y el envejecimiento biológico no estaba del todo clara.
Detalles del estudio
Para llevar a cabo la investigación, las autoras Jennifer Ailshire y Eunyoung Choi examinaron cómo cambiaba la edad biológica en más de 3.600 personas que viven en Estados Unidos. Durante los seis años que duró el estudio, el equipo analizó muestras de sangre tomadas en diferentes momentos para detectar cambios epigenéticos. Utilizaron herramientas matemáticas conocidas como relojes epigenéticos para analizar patrones de metilación y estimar la edad biológica en cada fase del estudio.
Los resultados del estudio mostraron una correlación significativa entre las áreas con más días de calor extremo y los individuos que experimentaban un aumento más notable en su edad biológica. «Los participantes que vivían en zonas donde los días de calor, definidos como de extrema precaución o niveles superiores (32 °C), ocurren la mitad del año, como en Phoenix (Arizona), experimentaron hasta 14 meses de envejecimiento biológico adicional en comparación con aquellos que vivían en áreas con menos de 10 días de calor al año», indicó Ailshire.
Implicaciones para la política urbana
Los autores del estudio creen que estos hallazgos podrían motivar a los responsables políticos y arquitectos a considerar la mitigación del calor al actualizar la infraestructura urbana. «Desde la colocación de aceras y la construcción de paradas de autobús con sombra, hasta la plantación de más árboles y el aumento de los espacios verdes urbanos», comentó Ailshire. «Es fundamental que seamos mucho más inteligentes con estas estrategias de mitigación», concluyó la investigadora.
Metodología del análisis
El equipo comparó los cambios en la edad biológica con el historial del índice de calor local y el número de días registrados por el Servicio Meteorológico Nacional entre 2010 y 2016. Este organismo clasifica los valores del índice de calor en tres niveles: precaución (26 °C a 32 °C), extrema precaución (32 °C a 39.4 °C) y peligro (39.4 °C a 51 °C). Además, el estudio sugiere que los cambios epigenéticos relacionados con el calor podrían ocurrir con relativa rapidez y que algunos de estos cambios podrían acumularse con el tiempo.
