Más de 79 millones de hectáreas en Sudamérica fueron devastadas por incendios forestales en 2024. Este año, Chile registró el incendio más mortal del mundo en un siglo, mientras que Bolivia perdió el 15% de su territorio. Brasil, por su parte, reportó la cifra más alta de incendios del siglo XXI. Las condiciones extremas de calor y sequía se han triplicado desde 1970, un fenómeno exacerbado por el cambio climático y el fenómeno de El Niño.
El impacto de los incendios forestales en Bolivia fue significativo. Según datos del Sistema Mundial de Información sobre Incendios Forestales (GWIS), más de 16 millones de hectáreas fueron consumidas por las llamas, lo que representa una superficie mayor a la de Nicaragua. Este nivel de destrucción es tres veces superior al promedio anual registrado entre 2012 y 2023. Las emisiones de carbono provenientes de estos incendios alcanzaron niveles récord, lo que llevó al Ministerio de Salud y Deportes a emitir una alerta sanitaria nacional debido a la contaminación del aire.

Incendios en Brasil
En Brasil, más de 59.2 millones de hectáreas fueron arrasadas por incendios, la cifra más alta registrada en el siglo XXI, según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE). La mayoría de estos incendios ocurrieron en el Amazonas, donde la deforestación y las prácticas agrícolas intensivas agravan el problema. La situación en esta región es alarmante y requiere atención urgente.
El fenómeno de El Niño
El fenómeno climático El Niño, que alcanzó su punto máximo a principios de 2024, jugó un papel crucial en la intensificación de las sequías y las altas temperaturas en Sudamérica. Según la NASA, este evento natural, combinado con el calentamiento global, creó un “cóctel explosivo” de condiciones climáticas extremas. Durante más de la mitad del año, las temperaturas promedio en el continente superaron en 1.5 °C los niveles preindustriales (1850-1900), lo que convirtió a 2024 en el año más cálido desde que se tienen registros.
Consecuencias para las comunidades
Los incendios y las sequías tienen un impacto directo en las comunidades humanas. En Chile, los incendios en Valparaíso afectaron áreas urbanas. Además, la contaminación del aire y las emisiones de carbono provenientes de los incendios representan una amenaza para la salud pública. En el Amazonas, los incendios están poniendo en peligro los territorios indígenas. En los Andes, el depósito de carbono negro en los glaciares está acelerando su derretimiento, lo que afecta el suministro de agua para comunidades rurales.
Riesgos para la biodiversidad
Las condiciones extremas también amplifican los riesgos para la biodiversidad y los servicios ecosistémicos esenciales. El estudio reveló que las condiciones extremas de calor, sequía y riesgo de incendios se han triplicado o incluso cuadruplicado en algunas regiones desde 1970. Conocidas como “compuestos secos”, estas condiciones han aumentado en áreas clave como el norte del Amazonas y la cuenca de Maracaibo en Venezuela.
Amenazas al Amazonas
El Amazonas enfrenta amenazas críticas debido al aumento de incendios y la deforestación. Según un estudio citado por Nature, el número de días con condiciones extremas en el Amazonas se ha triplicado desde 1971. Mientras tanto, en el Gran Chaco, las precipitaciones han disminuido drásticamente, con una pérdida anual significativa durante las últimas dos décadas. Esta situación requiere una respuesta inmediata para proteger el medio ambiente y las comunidades afectadas.