Por: Rolando Kempff Bacigalupo
Mientras más necesitamos dólares, más obstáculos ponemos a las actividades generadoras de divisas, como el turismo y las exportaciones de sector agrícola y minero, ésta es la gran paradoja del país.
Como lo señalan con claridad tanto analistas como la población en general, este 2025 el país estará signado por la falta de dólares y, consecuentemente, de combustible.
Conocedores del sector hidrocarburos advierten que el Gobierno necesitará, este año, unos 3.800 millones de dólares para la importación de carburantes que, como dice claramente el Presupuesto General del Estado para el 2025, seguirá subvencionado.
Algo más, el analista Álvaro Ríos indica que, si el gobierno no toma medidas urgentes, el próximo año se verá en la necesidad de importar Gas Licuado de Petróleo (GLP), para lo que demandará más divisas, que por ahora escasean.
Y los riesgos podrían crecer. Si seguimos con la inactividad, de abrir la inversión privada nacional y extranjera en hidrocarburos que caracterizó tanto a la anterior como a la actual administración gubernamental, podemos llegar a los años 2029 y 2030 necesitando entre 5.000 o 6.000 millones de dólares para importar combustible.
De dónde sacaremos estos recursos si el círculo vicioso no solo se fortalece, sino que también se amplía: la falta de combustible ralentiza la labor de los sectores generadores de divisas, y la falta de dólares es el mayor obstáculo para la importación de combustibles.
En este escenario, aprobar un PGE con gastos e inversión que se respaldan solo con la aprobación de nuevos créditos es una jugada muy riesgosa, no solo porque necesitará de la aprobación congresal –donde el gobierno no tiene mucho margen de negociación- y las posibilidades de captar la inversión privada siguen muy lejanas.
En la segunda quincena de este mes, Óscar Mario Justiniano, presidente de la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz (FEPSC), señalaba que a pesar de haber tenido importantes avances en lo productivo y el comercio exterior, éstos han logrado poco impacto debido al abastecimiento intermitente de diésel y la falta de divisas, que “no solamente impactan al sector importador y productivo en general”, sino también a la población en general.
Esta realidad refleja la necesidad de diversificar las fuentes de divisas –como el turismo- e implementar políticas acertadas que incentiven las exportaciones y el país tenga políticas transparentes que permitan atraer el capital extranjero.
Para resolver nuestros problemas económicos debemos pensar de manera diferente, Albert Einstein decía: “No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos”.
Por no seguir este razonamiento nos aproximamos a una estanflación. Analistas como Beatriz Muriel, Horst Grebe y Gonzalo Chávez coinciden con el Banco Mundial en advertir que este problema está muy próximo y no solo en el país, sino en el mundo entero.
La estanflación es un acrónimo de stagnation (estancamiento) e inflation (inflación), que indica que en un país están presentes en forma simultánea tanto el estancamiento como la inflación, azotando con mayor rigor a los ciudadanos de menores ingresos, por doble partida.
Este riesgo debe ser seriamente analizado por el gobierno y tomar las previsiones necesarias para evitarlo, porque resolver la estanflación, con políticas tradicionales, se hace muy difícil.
Si a los problemas económicos ya presentes, sumamos los que se presentarán por las elecciones generales previstas para el 2025, la situación se hará más difícil, que demandará del gobierno mayor firmeza y habilidad en el manejo no solo del aparato estatal sino de las soluciones para los problemas económicos.
Desde hace varios años, se ha sugerido tomar las previsiones ante la escasez de gas. En julio 2017 decía en un artículo mío que “al paso que vamos, podemos llegar al 2022 con una producción de apenas 15.000 toneladas de litio, que representaría el 1,25% de la demanda”.
A mediados del 2020 Humberto Rada, expresidente de la Asociación Nacional de Mineros Medianos de Bolivia, advertía que en el 2025 nuestro país enfrentará una situación “complicada” en su economía, si no se comienza a industrializar el litio, porque los recursos hidrocarburíferos están en fase de agotamiento, al igual que los pocos proyectos mineros que se desarrollan.
En las puertas del 2025 y todavía no estamos en el mercado internacional del litio; que es una solución a la economía nacional.
En enero de 2016, el entonces vicepresidente Álvaro García Linera decía que el reto de los bolivianos hacia 2025 es «erradicar la pobreza» y consolidar una “Bolivia industrial». Nada de esto se cumplió.
Hay mucho por hacer y el Gobierno no debe endeudarse para pagar otra deuda o para comprar combustible. Podemos captar más inversión pública si se dan las condiciones necesarias para garantizar el trabajo del sector privado.
/Licenciado en economía de la UMSA, doctorado Ph.D. en Relaciones Internacionales de la Universidad del Salvador de Argentina, Académico de Número de la ABCE y Presidente de la Federación de Empresarios Privados de La Paz (FEPLP).