Científicos de diferentes países han emitido una alerta sobre la amenaza que representan las enfermedades causadas por hongos para la humanidad. Destacan la necesidad de impulsar el estudio de este problema, ya que muchos de los patógenos son resistentes a los medicamentos disponibles.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identificado a la mayoría de los patógenos fúngicos como prioritarios. Estos están relacionados con aproximadamente 3,8 millones de muertes al año en todo el mundo, y muchos de ellos ya son resistentes a los antibióticos o están desarrollando estas resistencias.
Investigadores piden atención
Para resaltar la gravedad de esta situación, un equipo internacional de investigadores de 11 países ha publicado una carta en la revista científica The Lancet. En este documento, solicitan más atención y recursos para combatir las resistencias a los tratamientos en enfermedades causadas por hongos.
El artículo está coordinado por el investigador Norman van Rhijn, de la Universidad de Mánchester, y el profesor Ferry Hagen, del Instituto Westerdijk de Países Bajos. Entre los firmantes se encuentra la investigadora española Ana Alastruey, del Centro Nacional de Microbiología (CNM) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).
Resistencia a tratamientos
Ana Alastruey coordinó un informe de la OMS sobre patógenos fúngicos que representan un riesgo infeccioso para la salud pública. Según el artículo, la mayoría de los patógenos fúngicos prioritarios identificados por la OMS son responsables de cerca de 3,8 millones de muertes anuales y ya son resistentes o están adquiriendo rápidamente resistencia a los medicamentos antifúngicos.
Los investigadores argumentan que el enfoque actual, que se centra principalmente en las bacterias, no es suficiente para abordar completamente la resistencia a los antimicrobianos. Además, destacan que las similitudes entre las células fúngicas y las humanas dificultan la búsqueda de tratamientos que inhiban selectivamente los hongos sin causar toxicidad en los pacientes.
Impacto en la salud pública
En la nota difundida por el ISCIII, Ana Alastruey ha enfatizado que “la resistencia es más la norma que la excepción” en las cuatro clases de antifúngicos disponibles para tratar infecciones por hongos. Esto complica e incluso imposibilita el tratamiento de muchas infecciones fúngicas invasivas.
Las infecciones resistentes a los fungicidas incluyen algunas como Aspergillus, Candida o Trichophyton indotineae. Cualquiera de estas infecciones puede tener un impacto significativo en la salud de personas mayores o en pacientes vulnerables.
Recomendaciones de los investigadores
En el texto, los firmantes sugieren un acuerdo mundial para restringir el uso de ciertas clases de moléculas antifúngicas para aplicaciones específicas. También proponen una mayor colaboración en soluciones y regulaciones que garanticen la seguridad alimentaria y la salud universal para animales, plantas y seres humanos.
Además, piden que la resistencia a antifúngicos sea incluida en la reunión de la ONU sobre resistencia a los antimicrobianos que se celebrará este mes.
Nuevos medicamentos en desarrollo
A pesar de las enormes dificultades para desarrollar medicamentos contra infecciones causadas por hongos, los investigadores han constatado que en los últimos años han entrado en ensayos clínicos varios agentes nuevos y prometedores. Esto incluye clases completamente nuevas de moléculas.
Sin embargo, han observado que incluso antes de que estos nuevos tratamientos lleguen al mercado tras años de desarrollo, la industria agroquímica ya ha creado fungicidas con modos de acción similares. Esto provoca resistencias cruzadas que hacen retroceder a los científicos al punto de partida.
Seguridad alimentaria en riesgo
Muchos cultivos esenciales se ven afectados por hongos, lo que hace que la protección antifúngica sea necesaria para la seguridad alimentaria. Sin embargo, los investigadores que firman en The Lancet advierten sobre el alto costo que esto puede tener para la salud pública.
Fuente: EFE