Por Walter Challapa
En los mapas, su isla está ubicada en el Caribe con habitantes que ni siquiera llegan al medio millón (180 mil). Esa nación es Santa Lucía y salió del anonimato anoche porque ella, la atleta Julien Alfred ganó de forma impresionante la final de los 100 metros de los Juegos Olímpicos de París 2024, en la pista atlética del Stade de France.
Alfred con 10.72 segundos (nuevo récord de su país) dejó en el segundo y tercer lugar a dos estadounidenses que hasta ayer fueron favoritas, a Sha’Carri Richardson que marcó 10.87 y a Melissa Jefferson que registro 10.92 ante el público sorprendido y mojado por la lluvia que la premió con fuertes aplausos.
No fue casualidad el oro conseguido, ni suerte para la atleta isleña que llegó a la capital francesa después de brillar en el Mundial bajo techo de este año y en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2023. Ella tiene 23 años y seguramente su victoria de anoche no es la conclusión de su carrera deportiva. Su nombre ya está dando la vuelta al mundo como la atleta que por primera vez consigue una medalla de oro para la historia de Santa Lucía.
Nuestras cámaras le fueron siguiendo desde el inicio a la norteamericana Richardson que tuvo la oportunidad de volver a conseguir el oro para su país que no gana en los 100 metros desde las Olimpiadas de Atlanta 1996. A pesar de la mojadura que estábamos recibiendo nos dimos cuenta de que en su salida se atrasó y no pudo ingresar primera en la meta. De todas maneras, Richardson consiguió su primera medalla olímpica de plata, tres años después de no participar en las Olimpiadas de Tokio porque dio positivo de cannabis en ese tiempo.
Alfred ganó el oro sin escolta de las velocistas jamaicanas Elaine Thompson-Herah, Shericka Jackson y Shelly-Ann Fraser-Pryce que no fueron parte de la competencia final. La única representante de Jamaica que estuvo anoche por la supremacía de los 100 metros, Tia Clayton, consiguió el séptimo y penúltimo lugar con 11.04 segundos.
Santa Lucía entra en el medallero de los Juegos Olímpicos de París gracias a Julien Alfred que, en otros términos, se corona como la más veloz del mundo y como la reina de los 100 metros.
