La magnitud de un futbolista de la dimensión de Kylian Mbappé, aún sin brillar en una Eurocopa en la que estaba llamado a ser estrella, es el último reto de una España brillante para cumplir el sueño de volver a estar en una final del torneo doce años después y también de Jesús Navas, ante la baja de Dani Carvajal sancionado, en un gran desafío final como internacional a sus 38 años.
El broche repleto de exigencia para el último representante de aquellos que lo ganaron todo, de la generación que rompió barreras y quitó complejos de los que ahora se beneficia una España que ha competido con grandeza. Brillante para volver a ser considerada favorita. Sacando provecho de llegar como tapada para alejarse de la presión.
Sin duda será un duelo de altura que se decidirá por la contundencia en las áreas. Si Francia es poderosa en el aspecto defensivo, España presume de haber concedido solamente dos tantos y uno se lo marcó en propia puerta. Solamente Alemania, a la desesperada, logró marcar a Unai Simón cuando los cuartos despedían al anfitrión. El tanto inapelable de Wirtz tras una exhibición de poderío de Aymeric Laporte que vivirá un reencuentro especial con el país en el que nació.
Francia espera a Kylian Mbappé. Fracturada su nariz en la primera jornada ante Austria, con un solo gol de penal en veinte remates en el torneo, por debajo de la enorme dimensión de su fútbol y su condición decisiva, la dependencia goleadora del conjunto galo de su figura más brillante es aún más evidente en la Eurocopa. Lo necesita. Absolutamente.
Además, tan solo ha recibido un gol en contra en cinco choques. Fue de penalti de Robert Lewandowski. Y al segundo intento.
El partido se disputará desde las 15:00 hora boliviana en el estadio Múnich Football Arena (Alemania) con el arbitraje del esloveno Slavko Vinčić. El ganador jugará la final el domingo contra el vencedor de la otra llave, entre Países Bajos e Inglaterra.