Un equipo internacional de investigadores descubrió el agujero negro más antiguo jamás observado, un objeto que nació en los albores del universo 400 millones de años después del Big Bang, el momento que hace 13.000 millones de años dio paso a un universo repleto de maravillas.
Hasta hace apenas dos años muchos secretos del cosmos permanecían ocultos para los astrónomos, pero la llegada del telescopio espacial James Webb, construido por la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Canadiense (CSA), cambió las cosas. Esta maravilla tecnológica abrió una nueva era en la investigación astronómica.
El telescopio infrarrojo revela objetos antiguos
El telescopio, que opera en el infrarrojo puede ver objetos fríos, muy lejanos u ocultos tras el polvo, lo que le permite observar el universo primitivo y ver objetos tan antiguos como el agujero negro recién descubierto por una colaboración de científicos liderados por el astrofísico Roberto Maiolino, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido).
Agujero negro desafía teorías existentes
Los resultados de la investigación se publicaron este miércoles 17 de enero en la revista Nature y según Maiolino son un gran paso. De entrada, la existencia de este sorprendentemente agujero negro en una época tan temprana del Universo desbarata las teorías sobre su formación y crecimiento.
Formación de agujeros negros en cuestión
Los astrónomos creen que los agujeros negros supermasivos que se encuentran en el centro de galaxias como la Vía Láctea tardaron miles de millones de años en alcanzar su tamaño.
Nuevas hipótesis sobre su origen
Según los modelos estándar, estos objetos se forman a partir de los restos de estrellas muertas, que colapsan y pueden formar un agujero negro con una masa de unas cien veces la del Sol. Sin embargo, según esta teoría, el joven agujero negro recién descubierto tardaría unos mil millones de años en alcanzar su tamaño actual pero el universo todavía no tenía mil millones de años cuando se detectó.
Agujero negro devora materia rápidamente
«Es muy temprano en el universo para que haya un agujero negro tan masivo, así que hay que considerar otras formas en las que podrían haberse formado», explicó Maiolino, del Laboratorio Cavendish de Cambridge y el Instituto Kavli de Cosmología.
Gigantesco agujero negro afecta a galaxia anfitriona
Los investigadores opinan que este agujero es tan grande que tiene que haberse formado de otra manera: podría haber «nacido grande» o devorar materia a un ritmo cinco veces mayor al creído posible.
El agujero negro y su impacto en la galaxia
«Las galaxias muy primitivas eran extremadamente ricas en gas, por lo que habrían sido como un bufé para los agujeros negros», sugiere el investigador.
Descubrimiento gracias al telescopio James Webb
Igual que otros agujeros negros, este joven agujero negro crece devorando el material de su galaxia anfitriona, pero es mucho más voraz que otros agujeros negros encontrados posteriormente.
James Webb abre nuevas posibilidades
La joven galaxia anfitriona, llamada GN-z11, resplandece por la presencia del enormemente energético agujero negro en su centro.
Perspectivas futuras de investigación
Cuando los agujeros negros consumen demasiado gas, lo empujan como un viento ultrarrápido. Este «viento» podría detener el proceso de formación estelar, matando lentamente a la galaxia y también al propio agujero negro, que se quedaría sin «alimento».
Sensibilidad del telescopio James Webb
Para Maiolino, este emocionante descubrimiento se debe al James Webb, que ha abierto una nueva era en la observación astronómica. «El enorme salto en sensibilidad, especialmente en el infrarrojo, es como pasar del telescopio de Galileo a un telescopio moderno de la noche a la mañana», asegura.
El universo sigue sorprendiendo
«Antes de que Webb entrara en funcionamiento, pensaba que quizá el universo no era tan interesante cuando se iba más allá de lo que podíamos ver con el telescopio espacial Hubble. Pero no ha sido así en absoluto: el universo ha sido bastante generoso en lo que nos muestra y esto es solo el principio», resalta.
Maiolino confía en que con su sensibilidad, el Webb podrá encontrar agujeros negros aún más antiguos en los próximos meses y años y desentrañar las dudas sobre la formación de estos objetos.
Fuente: EFE