El pollo frito, las tartas de nata con fresas y las citas de pareja dibujan la Navidad en Japón, donde solo el 1,5 % de la población es cristiana y pierden toda relevancia el pavo al horno, los turrones o las sobremesas dilatadas hasta la cena.
El país nipón celebra estas fiestas sin sentido religioso, pero en noviembre sus ciudades se iluminan aún más si cabe y ciertas plazas de las grandes urbes albergan durante diciembre mercadillos navideños de inspiración europea que traen consigo aroma a vino caliente.
KFC: El origen del pollo frito navideño
Tampoco pierde su lugar el marketing navideño que llevó a Papá Noel a dejar de vestir de verde. La cadena de comida rápida Kentucky Fried Chicken (KFC) fue la responsable de instaurar tras una exitosa campaña una de las tradiciones más consolidadas de la Navidad japonesa: comer pollo frito.
Tarta de nata con fresas: Dulce predilecto para los japoneses
En lugar de turrones y mantecados, la tarta de nata con fresas es el dulce predilecto para los japoneses en estas fechas. Debe reservarse con semanas o incluso meses de antelación en las pastelerías si se quiere degustar en Navidades.
Nochebuena: El San Valentín nipón
La nochebuena es considerada como el San Valentín nipón. El culmen del romanticismo en Japón no llega el 14 de febrero, sino en la víspera de Navidad. Las parejas aprovechan para salir a cenar y pasear bajo las iluminaciones navideñas la noche del 24, día más celebrado aún que el propio 25.
KFC y su éxito en la Navidad japonesa
Los conbinis (tiendas 24 horas), restaurantes y hamburgueserías locales sirven menús especiales de pollo frito por Navidad. KFC calcula que unas 3,6 millones de familias japonesas se sientan ante un abundante banquete de esta comida cada diciembre. De hecho, muchos establecimientos aceptan encargos navideños desde finales de octubre para evitar largas colas formándose a sus puertas el día de Navidad.
El resurgimiento de la tarta de nata con fresas
El postre navideño supremo para los japoneses es la tarta de nata con fresas que introdujo en 1910 la cadena Fujiya. Sin embargo, dejó de comercializarse tras la Segunda Guerra Mundial debido a la escasez alimentaria que convirtió los dulces azucarados en lujos inalcanzables para la mayoría.
Costumbres que perduran generación tras generación
Al reponerse la economía nipona, los ingredientes necesarios para este pastel volvieron a estar disponibles y resurgió como símbolo de recuperación del país. Ahora, las tartas de nata con fresas sobre las mesas navideñas representan buena fortuna junto con el pollo frito y las citas románticas que reemplazan al pavo al horno y las sobremesas de Occidente. Son costumbres que anhelan mantenerse generación tras generación.
Fuente: EFE