Los incendios continúan arrasando el Pantanal, el mayor humedal del planeta, en medio de tensiones con los terratenientes locales que intentan ocultar la magnitud del desastre.
Noviembre es tradicionalmente un mes lluvioso en el Pantanal, pero este año no ha habido lluvia. Esto ha llevado a un récord histórico de 3.880 incendios en lo que va del mes, según datos oficiales. Entre las causas se encuentran el fenómeno El Niño y la extrema sequía en la Amazonía, el cual normalmente alimenta al Pantanal con precipitaciones y humedad a través de los «ríos voladores».
El combate contra los incendios en los estados fronterizos de Mato Grosso y Mato Grosso do Sul es feroz día y noche. Además de enfrentarse a temperaturas superiores a los 40 grados Celsius y fuertes ráfagas de viento, los equipos también deben lidiar con una orografía complicada y con grandes hacendados dueños de estas tierras.
Ronaldo Constantino, jefe de la brigada indígena «Terena Taunay Ipegue» del Instituto Brasileño de Medioambiente (Ibama Prevfogo), afirmó que algunos fuegos solo pueden ser apagados por Dios. Constantino y su equipo están alojados desde hace una semana en la hacienda ganadera «Estância Miranda», cerca del «Parque Estadual do Pantanal do Rio Negro», desde donde lanzan sus operaciones.
Aunque el Pantanal es uno de los biomas más diversos del mundo, el 90 por ciento está en manos privadas, principalmente ganaderos y agricultores. La brigada se siente desanimada porque no ha logrado detener las llamas en los recientes días y se han resignado a construir cortafuegos y esperar la llegada de la lluvia como un milagro.
En una vasta área de vegetación nativa cerca de la sede de la hacienda, dos frentes kilométricos avanzan sin control, según presenció un equipo de EFE. El capataz de la finca coaccionó al equipo para que borrara las imágenes, lo cual podría indicar su posible implicación en el origen del fuego.
Un sargento del Cuerpo de Bomberos aseguró que es muy difícil que un incendio se origine por causas naturales en un área con vegetación nativa.
El dueño declarado de la hacienda es un piloto privado e ingeniero civil, hijo de un empresario que hizo fortuna en el sector de la construcción y ha expandido sus negocios al agropecuario en el Pantanal. Asegura que su única preocupación es evitar tergiversaciones por parte de los medios sobre los incendios en su propiedad y defiende la cultura del fuego como parte normal del pantanero.
En otro punto entre los municipios de Corumbá y Miranda, los gerentes de «Hacienda Bodoquena», propiedad de la multinacional brasileña Votorantim, también impidieron el acceso para combatir los incendios. Esta empresa tiene negocios en sectores mineros, energéticos e inmobiliarios además del agropecuario.
Incluso las autoridades brasileñas han tenido dificultades burocráticas para ingresar a las fincas y evitar la propagación del fuego, según ha averiguado EFE.