Las cifras oficiales del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) revelaron que la deforestación en septiembre experimentó una notable disminución del 59% en comparación con el mismo mes del año pasado. Según el sistema de vigilancia satelital DETER, la destrucción de la mayor selva tropical del planeta en territorio brasileño se redujo a 590,3 km2, frente a los 1.454,7 km2 registrados en septiembre de 2022.
Este dato refuerza la tendencia descendente de la deforestación en la Amazonía, que se ha mantenido en los últimos meses coincidiendo con los primeros meses de la administración del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Lula, quien asumió la presidencia en enero, se comprometió a revertir las políticas ambientales del anterior gobierno de Jair Bolsonaro, bajo el cual la deforestación amazónica aumentó preocupantemente un 75%.
Disminución significativa durante el periodo acumulado
En el periodo acumulado de enero a septiembre de este año, el área destruida alcanzó los 4.302 km2, poco más de la mitad de los 8.590 km2 registrados en el mismo periodo de 2022. Estos datos alentadores sin embargo se ven empañados por un aumento significativo de la deforestación en el Cerrado, una sabana tropical que experimentó una pérdida récord para ese mes desde el inicio de las mediciones en 2018 con un total de 516,7 km2.
Septiembre: un mes crítico para la Amazonía
La situación en la Amazonía es crucial especialmente durante septiembre, un mes seco y de mayor riesgo de destrucción debido a la tala e incendios. En medio de esta coyuntura, la región enfrenta una sequía extrema agravada por el fenómeno de El Niño, que ha disminuido el nivel de los ríos y ha llevado al gobierno federal a enviar refuerzos al estado de Amazonas para combatir incendios y garantizar el abastecimiento de agua y alimentos entre la población.