El grupo Global Witness denunció que el gigante alimentario estadounidense Cargill compró directamente soja de plantaciones en Bolivia, donde se han deforestado más de 20.000 hectáreas de bosque desde 2017, una superficie mayor que la ciudad de Mineápolis en Estados Unidos.
En una nueva investigación publicada este miércoles, Global Witness exploró las compras de soja realizadas por Cargill en cinco regiones bolivianas gestionadas por colonias menonitas en Santa Cruz. Estas colonias se encuentran ubicadas en el bosque de la Chiquitanía, un área clave para la biodiversidad y una zona de transición entre el Amazonas tropical y los bosques secos del Chaco.
Falta de información sobre origen y prácticas sostenibles
A pesar de afirmar que busca tener las cadenas de suministro alimentario más sostenibles del mundo, la investigación sugiere que Cargill no está recopilando información básica sobre el origen de su soja en Bolivia. Sin esta información, la empresa no puede garantizar que todas sus compras estén libres de prácticas de deforestación.
Deforestación causada por colonias menonitas
Global Witness estima que desde 2017 solo cinco colonias han deforestado un total combinado de 21.192 hectáreas. Además, señala que el territorio agrícola intensivo proviene adecuadamente solo tres quintos (3/5) del área donde Cargill realiza sus compras.
Riesgo de deforestación en áreas remotas
El informe también revela que Cargill está abierto a obtener suministros futuros provenientes de áreas remotas que podrían poner en riesgo más de tres millones (3.000.000) de hectáreas, según datos filtrados a la ONG.
Llamado a establecer regulaciones financieras
Global Witness considera necesario establecer regulaciones en centros financieros globales como el Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) para evitar flujos de capital hacia compañías que no están dispuestas o no pueden evitar la deforestación en sus compras y cadenas de suministro.