El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, promulgará la norma para despenalizar el consumo de drogas sintéticas en cuanto le sea remitida, después de recibir el visto bueno del Tribunal Constitucional (TC).
La Presidencia de la República lusa anunció este martes que, tras pedir al TC que revisara la norma por la falta de consulta a las regiones de Azores y Madeira, los magistrados han decidido desatender la posición de la Asamblea Legislativa de la Región Autónoma de Madeira. Esto aclara una cuestión importante para la aplicación del diploma.
Parlamento se distancia del Gobierno en tema sensible
«Al hacerlo, llama la atención sobre el hecho de que el Parlamento se ha apartado del Gobierno en el punto sensible de definir si quien tiene cierta cantidad de droga debe ser considerado un mero consumidor o un traficante efectivo», concluye la nota.
Presidente solicita inspección preventiva al TC
En una misiva del 17 de agosto al TC, Rebelo de Sousa había solicitado una inspección preventiva sobre la constitucionalidad debido a «la falta de consulta a los órganos propios del gobierno regional» y «sin perjuicio sobre una cuestión específica». Esta norma tiene serias implicaciones para la salud pública con reconocidas especificidades regionales.
Aprobada ley equiparando drogas sintéticas a sustancias clásicas
Esta norma fue aprobada por el Parlamento portugués el pasado 19 de julio y equipara las drogas sintéticas al régimen legal aplicado a las sustancias clásicas. Además, elimina el criterio basado en cantidades para diferenciar entre consumidores y traficantes, pese a las preocupaciones expresadas por especialistas.
Enfoque en priorizar la salud pública
Fue elaborada a partir de dos propuestas: una presentada por los socialistas, que tienen mayoría absoluta, y otra por el líder de la oposición, el Partido Social Demócrata (PSD, centroderecha). El objetivo es diferenciar entre traficantes y consumidores para que estos últimos puedan recibir tratamiento. En Portugal ya se aplica este enfoque desde el año 2000 a las drogas clásicas, con una política basada en priorizar la salud pública.
Fuente / EFE.