La lechuga es un vegetal muy popular en todo el mundo, pero su corta vida útil puede resultar en pérdida de alimento y dinero. Para evitar esta situación, los expertos recomendaron seguir algunas pautas.
En nuestra gastronomía, la lechuga se utiliza principalmente como ingrediente principal en ensaladas, acompañamiento de algunos platillos o como decoración.
Sin embargo, según los especialistas, este vegetal se maltrata con rapidez incluso si se encuentra refrigerado, perdiendo así su frescura, sabor, color, aroma y textura. Las causas del maltrato son las reacciones de pardeamiento enzimático (que hace referencia a la coloración negruzca que tiene la lechuga), la pérdida de agua y la presencia de microorganismos.
Para guardar solo las hojas sueltas de la lechuga sin maltratarlas, los expertos recomiendan limpiar y eliminar todas las hojas en mal estado. Luego lavarlas bien y desgarrarlas en vez de cortarlas con cuchillo.
Es importante secar muy bien las hojas antes de envolverlas en papel para evitar humedad; además se debe cambiar el papel cada cierto tiempo para evitar que se humedezcan. Se deben almacenar en envases completamente sellados ya sean plásticos o vidrio.
Si deseas almacenar una cabeza completa de lechuga sin maltratarla, los expertos aconsejaron retirar las hojas dañadas si es posible; dejar el resto intacto y sin lavar; guardarla en una bolsa plástica bien sellada o un refractario con toallas absorbentes para evitar humedad. Se debe almacenar en el cajón de verduras del refrigerador y cambiar las toallas cada vez que se empapen.
Estas acciones evitarán el contacto con el oxígeno del medio y la humedad, lo que podría alargar la vida útil de la lechuga por semanas. En resumen, siguiendo estas recomendaciones podrás disfrutar de una lechuga fresca y sabrosa durante más tiempo.
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