Juan José Cisneros Argote es un ejemplo de superación y resiliencia, hace tres años perdió la vista y tras un momento duro en su vida hoy está motivado a salir adelante guiado por su corazón y su alma, con el apoyo del Centro de Educación Especial «María Antonieta Suárez».
En 2019 se apagaron sus ojos, él sintió que el mundo se iba abajo, no hallaba consuelo a ese crítico episodio.
Su frase favorita es «La oscuridad de mis ojos me permitió ver con el corazón y el alma», y con esa motivación este 2022 ingresó al Centro «María Antonieta Suárez» donde cursa el área de rehabilitación para aprender diferentes herramientas que coadyuven a su independencia.
Este Centro fue como un segundo hogar, ahí recibió bastante apoyo moral y psicológico para adaptarse a una nueva realidad, donde además encontró grandes amigos formando una hermandad.
«Ha sido para mí un golpe muy duro el adaptarme, el aceptar, manejar el bastón, aceptar que la gente me mire, en realidad soy un nuevo ejemplo y estoy demostrándome a mí mismo que puedo, estoy de pie, tengo vida y aún tengo ese espíritu de seguir trabajando», contó a LA PATRIA.
Tiene 35 años y pasar por el Centro de Educación Especial fue como volver a nacer ya que en los meses recientes aprendió a valerse por sí mismo.
Antes de perder la vista Juan José era una persona emprendedora se dedicaba a su florería, su licorería, al bordado, entre otros.
No todo es fácil, ya que advierte que falta empatía de la sociedad orureña y de las autoridades, la basura tirada en las aceras, o las ramplas construidas en los garajes se convierten en un obstáculo y riesgo para caminar libremente.
La falta de trabajo es otro de los inconvenientes por el cual atraviesan, ya que hoy en día hay profesionales en diferentes áreas que por tener discapacidad visual no son contratados en entidades públicas y peor aún en privadas.
Así como él, en el Centro de Educación Especial «María Antonieta Suárez» hay muchas historias de vida en el que el espíritu de superación es el común denominador.
