La semana pasada llegó hasta el Vaticano una carta digital dirigida al Papa Francisco donde se le hacía esta petición, la misiva estaba firmada por el alcalde de la capital de Ucrania, Vitaliy Klitschko, y su autenticidad fue corroborada por la nunciatura.
“Nos gustaría invitar a Su Santidad, el Papa Francisco I, a visitar Kiev”, “creemos que la presencia en persona de los líderes religiosos mundiales en Kiev es clave para salvar vidas y allanar el camino hacia la paz en nuestra ciudad, país y más allá”, señalaba la carta mandada al Papa.
Klitschko mencionó que su equipo está a disposición de “lo que pudiera necesitar Su Santidad”, en su visita eventual, y pidieron que en caso de que su traslado no sea posible se “celebre una videoconferencia conjunta, que se grabará o se transmitirá en directo. Se harán esfuerzos para incluir al presidente Zelenskyi en esta llamada”.
La misiva firmada el 8 de marzo, pidió finalmente al Papa, como líder espiritual, que muestre compasión y se ponga de parte del pueblo ucraniano para difundir su mensaje de paz.
El Vaticano confirmó que el Papa Francisco recibió la carta, según informó ABC, el Pontífice recalcó en una breve respuesta su “cercanía al sufrimiento de esta ciudad, su cercanía con sus habitantes, con quienes han tenido que escapar, y con quienes están llamados a administrarla”.
Francisco aseguró que está rezando por ellos, y que repite pensando en los ucranianos las palabras que pronunció en el ángelus el domingo precedente: “frente a la barbarie de la matanza de niños, de personas inocentes y de civiles indefensos, no hay razones estratégicas que valgan: tiene que cesar la inaceptable agresión armada, antes de que reduzca las ciudades a cementerios”.
La falta de respuesta a la invitación descarta por el momento una visita del Papa a Ucrania, pero eso no significa que no se haya puesto en marcha una estrategia diplomática para frenar el conflicto y fomentar la negociación.
El Vaticano solicitó un alto al fuego, pero también instó a ambas partes a no realizar declaraciones que provoquen la escalada del conflicto; el Papa también mantiene la tradicional postura de la Santa Sede ante conflictos armados, denunciar contundentemente la guerra, pero sin mostrar inclinación hacia ningún bando para mantener abierta la posibilidad de negociación entre ambas partes.
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