La captura del expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, cuya extradición es reclamada por el Gobierno de Estados Unidos por cargos de narcotráfico, sirve de aviso para otros en Latinoamérica, advirtió la jornada anterior, el presidente del Comité de Exteriores del Senado estadounidense, Bob Menéndez.
De esa manera, el senador consideró que la captura de Hernández muestra que “nadie está por encima de la ley” y avisó que, si uno comete actos de corrupción que afectan a EE.UU., debe saber que está “al alcance” de las fuerzas de seguridad estadounidenses.
“Espero que envíe a otros en el hemisferio y no solamente en Centroamérica el mensaje de que no puedes actuar con impunidad y salirte con la tuya”, manifestó Menéndez, quien es considerado como una de las figuras más influyentes en la política exterior de Estados Unidos, según reporte del portal AFP.
Asimismo, a principios de mes, Menéndez reclamó al Gobierno de Joe Biden que impusiera sanciones sobre Hernández debido a que fiscales de Nueva York ya lo vincularon con actividades de narcotráfico a raíz del enjuiciamiento de su hermano Juan Antonio “Tony” Hernández, condenado a cadena perpetua, más otros 30 años de cárcel.
De esa manera, Menéndez exigió que se revocara “inmediatamente” cualquier visado de entrada a EE.UU. que pudiera tener Hernández y que se le impusieran sanciones económicas al considerarle un “importante narcotraficante extranjero” al amparo de la conocida como Ley de Cabecillas.
Hernández, quien el 27 de enero concluyó ocho años de mandato, fue arrestado el martes en su casa en Tegucigalpa mediante una operación dirigida por la Policía Nacional en coordinación con agencias estadounidenses, entre otras, la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, en inglés).
La mañana del miércoles, el exmandatario fue llevado ante la Corte Suprema de Justicia, donde debe valorar su extradición. En ese lugar, fue notificado de los cargos en su contra y se ordenó que permanezca en prisión provisional. Su próxima audiencia quedó fijada para el 16 de marzo.
La Justicia estadounidense vincula a Hernández, quien gobernó Honduras entre 2014 y 2022, con delitos del narcotráfico.
En 2018, el hermano de Hernández, Juan Antonio, quien era diputado nacional, fue capturado en Miami acusado también de crímenes relacionados con el narcotráfico.
En marzo de 2021 fue hallado culpable de tráfico de drogas, al ser descubierto con 150 toneladas de cocaína desde Honduras hacia EE.UU. y condenado a cadena perpetua.
Fue a partir de este vínculo familiar directo que las sospechas “alcanzaron” al expresidente. Sin embargo, Hernández rechazó estos señalamientos en el pasado y aseguró que durante su Gobierno se dedicó a combatir el negocio ilegal de drogas.
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