El Gobierno de Estados Unidos impuso este miércoles sanciones económicas a dos altos funcionarios del Gobierno de Nayib Bukele en El Salvador, señalándolos de corrupción vinculada a organizaciones criminales por participar en negociaciones encubiertas con líderes encarcelados de pandillas.
Se trata del viceministro de Justicia y director general de cárceles, Osiris Luna Meza y el director de Reconstrucción del Tejido Social de la Presidencia, Marroquín Chica por sus tratos con jefes de las pandillas Mara Salvatrucha 13 (MS-13) y Barrio 18.
Este hecho ocurre en un momento en que el país centroamericano atraviesa un crecimiento de la violencia. La Fiscalía General de El Salvador reportó entre el 1 de enero y el 30 de noviembre 488 casos calificados como “desaparición de personas”, según informó el lunes el fiscal general, Rodolfo Delgado.
Asimismo, Delgado señaló, sin brindar más detalles, que dicha cifra deja “un promedio de una persona desaparecida por día”. Además, indicó que en el mismo lapso se registraron 627 casos calificados como “privación de libertad”.
En redes sociales se comparten diversas denuncias de personas desaparecidas, principalmente jóvenes, y diversos internautas demostraron su preocupación por el fenómeno, según reporte de Infobae.
Por tal motivo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) urgió recientemente a El Salvador a adoptar medidas “preventivas” ante las desapariciones forzadas, un delito que, según organizaciones de derechos humanos de ese país, permanece “considerablemente en aumento”.
El Salvador es asediado por las pandillas Mara Salvatrucha, Barrio 18 y otras minoritarias. Además, ese país integra junto a Guatemala y Honduras el llamado Triángulo Norte centroamericano, considerada una de las zonas más violentas del mundo debido tanto al aumento del narcotráfico y la presencia de aliados de los carteles mexicanos, como a la debilidad de las instituciones estatales, según Naciones Unidas.
El Salvador se convirtió en 2015 en el país más violento del mundo con una tasa de homicidios de 103 por cada 100 mil habitantes y, tras esta escalada, las cifras comenzaron a bajar en 2016; sin embargo, las caídas más marcadas de estos delitos se dieron desde 2019, año en el que Nayib Bukele llegó al Poder.
Finalmente, Bukele anunció a finales de noviembre que el país centroamericano no es ahora “ni por cerca” el más violento del mundo a raíz de la reducción de los homicidios y señaló que tampoco se encuentra entre las primeras diez naciones violentas.
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