Al menos siete personas perdieron la vida y otras 148 resultaron heridas la noche del miércoles, tras los disturbios desatados en Bogotá, capital de Colombia, por la muerte del abogado Javier Ordóñez, que fue violentamente sometido por dos agentes policiales, quienes le aplicaron varias descargas eléctricas con una pistola táser en el barrio Villa Luz, en la localidad de Engativá.
Según reportaron medios locales, cinco muertes ocurrieron en Bogotá y dos en Soacha del municipio de Cundinamarca, además existen 148 personas heridas, de las cuales 93 son efectivos policiales.
La muerte de Ordóñez, llevó a cientos de personas a llenar las calles de Bogotá, Cali y Medellín donde se registraron graves disturbios que arrasaron parte de la capital colombiana, sobre todo en las localidades de Bosa, Suba, Kennedy y Engativá.
Según los reportes policiales, los manifestantes atacaron 27 Comandos de Acción Inmediata (CAI) e incendiaron a otros 12.
De acuerdo a la Policía Nacional, 70 personas fueron capturadas «por daño en bien público y violencia contra servidor público» y 37 buses articulados del Transmilenio fueron «vandalizados y ocho incinerados», mientras que 49 unidades del Sistema de Transporte Urbano de Bogotá fueron atacadas.
Frente a los hechos, el ministro de Defena, Carlos Holmes Trujillo, anunció que las fuerzas policiales de Bogotá se reforzarán con 750 uniformados y otros 850 más llegarán de otras regiones del país, agregando que por instrucción del presidente de la República, Iván Duque Márquez, los uniformados que aparecen comprometidos en los hechos serán suspendidos.
Además, Holmes hizo un llamado «para que deje de estigmatizarse a la institución policial», al considerar que se ha tratado «injuriosamente de señalar a todos sus miembros de conductas cometidas por algunos de ellos».
El martes en la noche, el abogado fue detenido por la Policía por presuntamente incumplir con las restricciones de la cuarentena. En un video difundido por uno de los testigos, se observa cómo dos oficiales inmovilizan a Ordóñez en el suelo y le aplican repetidas descargas eléctricas, pese a que el hombre suplica que se detengan.