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México: el recuento mediático de la contienda electoral

Imagen referencial / Latinoamérica21

Claudia Pérez Flores/Latinoamérica21

De acuerdo con el Instituto Nacional Electoral (INE), los tres debates presidenciales transmitidos por televisión previos a las elecciones en México tuvieron una audiencia récord. El primero fue visto por 11,8 millones de personas, el segundo por 13,7 y el tercero por 11,6. Como se aprecia, a pesar de su desgastado formato, el segundo debate fue el más visto a través de un medio tradicional.

En el ecosistema digital, destacan la fuerza de las redes sociales como difusoras de información. Tan solo el primer debate en Facebook tuvo 7,578,465 de alcance, 4,209,012 reproducciones y 529,414 reacciones. En Tiktok 310,313 fue el alcance, 3,300,000 las impresiones y 3,409,559 las reacciones. En X 576,339 fue el alcance, 378,245 las reproducciones, 208,517 las impresiones y 43,321 las reacciones. Además, YouTube tuvo 15,655 reproducciones en maya, 23,090 en náhuatl, 40,760 en tsotsil y 217,117 en lengua de señas mexicana, sin olvidar las preguntas que la ciudadanía formuló a través de estas redes.

No obstante, esta interacción mediática se desarrolló en un contexto de violencia que configuró la forma en que la gente presenció la contienda electoral. Data Cívica reportó que, durante el periodo electoral 2023-2024, 105 personas aspirantes, precandidatas y candidatas sufrieron algún tipo de ataque violento por parte de la delincuencia organizada. De ellas, 31 fueron asesinadas, sumando los casos ocurridos los dos últimos días de las campañas. Adicionalmente, la Red Rompe el Miedo de Data Cívica documentó hasta el 2 de junio, día de la elección, 33 casos de violencia contra la prensa durante la jornada electoral.

Esta violencia, que no es exclusiva del sexenio ni de la contienda, se expande en los medios de comunicación a tal grado que se puede decir que el medio dominante de esta época determinó la manera en la que las personas interpretaron su realidad. Esta reflexión de Marshall McLuhan se anida en la frase “el medio es el mensaje”.

Al prevalecer el medio y no el mensaje que apela al diálogo, se crea una imbricación de la que vale la pena valorar algunos aspectos positivos y negativos. Entre los aspectos positivos se encuentran la visibilización de injusticias, la defensa de los derechos humanos y alzar la voz. Los aspectos negativos han sido polarizar la opinión pública o propiciar miedo. Hashtags como #NarcoPresidenteAMLO #XochitlNarcoSatanica que circularon en las redes, son un ejemplo que incidió en la conversación.

La prevención de la violencia refiere el chantaje, la ley del hielo, ignorar, descalificar, ofender, humillar en público y hacer críticas agresivas como un foco amarillo de alerta. Si alineamos este parámetro a lo que vimos en los debates, las candidatas rebasaron el límite que permea y lacera la vida cotidiana.

Los dimes y diretes, las acusaciones, las descalificaciones y los datos sin sustento serán recordados por los memes y los videos de tiktok como las formas más amables de hacer política en la era de la información y desinformación ante campañas y vocerías de coacción asfixiantes que permearon en los medios tradicionales y digitales. 

Si bien la violencia es estructural, la manera en la que Gálvez y Sheinbaum se disputaron la contienda para ganar la preferencia electoral, con estrategias y tácticas electorales desde la guerra sucia, lacera la cohesión social y normaliza la violencia al permear en los medios.

A pesar de que las audiencias se adhieren o toman distancia, cuando el dato inunda las redes sociodigitales entramos en una cámara de eco que implica el consumo de medios sesgados, ya que el algoritmo nos muestra solo mensajes con los que cree que estaremos de acuerdo o que encajarán con nuestras creencias y descartará otros.

En la era de la sociedad red, apostar por el respeto, la empatía y sensibilidad debería ser una de las premisas elementales de la próxima mandataria, es decir, propulsar una comunicación para la diversidad. Abrir la conversación con mujeres, personas migrantes y madres buscadoras es una tarea obligada de la agenda de gobierno.

Paradójicamente, el determinismo tecnológico está más vigente que nunca porque repercute en mayor o menor medida en nuestras opiniones y reacciones, por lo que en el recuento de la contienda electoral desde lo mediático se puede decir que el medio fue el mensaje en una aldea global en la que imperó la violencia en todas sus expresiones.

CLAUDIA PÉREZ FLORES

Doctora en Investigación de la Comunicación por la Universidad Anáhuac, México. Profesora de la Universidad Anáhuac y de la Universidad Panamericana, Ciudad de México.


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