Tailandia y Camboya se reunirán este lunes en Malasia para discutir un posible alto el fuego. Esta decisión llega tras cuatro días de enfrentamientos en la frontera que han resultado en 33 muertos, cientos de heridos y más de 200.000 desplazados. La confirmación del encuentro fue emitida por ambos gobiernos, impulsados por la creciente presión internacional, especialmente del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y del primer ministro malasio, Anwar Ibrahim.
Delegaciones de ambos países
Desde Bangkok, se ha informado que la delegación tailandesa estará liderada por el líder interino, Phumtham Wechayachai. Por su parte, desde Phnom Penh, el primer ministro camboyano, Hun Manet, representará a su país. A pesar de que los enfrentamientos continúan, el impulso diplomático se intensificó el sábado por la noche gracias a las gestiones directas de Trump, quien contactó a ambos líderes para solicitar un acuerdo inmediato.
“Le dejé claro a Trump que Camboya estaba de acuerdo con la propuesta de un alto el fuego inmediato e incondicional entre las dos fuerzas armadas”, declaró Hun Manet tras la conversación telefónica con el presidente estadounidense.
Malasia como mediador
Malasia ha asumido un papel clave como mediador en este conflicto, siendo el anfitrión de la cumbre programada para este lunes. El primer ministro Anwar Ibrahim ha mantenido múltiples comunicaciones con ambas partes en conflicto para facilitar el diálogo. Los enfrentamientos comenzaron el jueves y han sido los más intensos en los últimos 14 años en esta región del Sudeste asiático.
Este domingo, se registraron nuevos ataques con artillería cerca de dos templos históricos cuya soberanía ha sido objeto de disputa durante décadas. Según las autoridades de Phnom Penh, las tropas tailandesas iniciaron los ataques a las 4:50 a.m. Mientras tanto, desde Bangkok, se acusó al ejército camboyano de ser el responsable de los disparos en áreas clave de la extensa línea fronteriza de más de 800 kilómetros.
Intercambio de acusaciones
El general Winthai Suvaree, portavoz del ejército tailandés, acusó a las fuerzas camboyanas de utilizar armamento de largo alcance. Aseguró que varios proyectiles impactaron en zonas no militares, incluyendo un hospital en el noreste de Tailandia. También denunció que Camboya ha incrementado su presencia militar en la frontera, desplegando armamento pesado y colocando minas antipersonales.
Ambas partes se han estado intercambiando acusaciones durante los últimos días. Desde Phnom Penh, se sostiene que Tailandia ha utilizado bombas de racimo en al menos siete zonas del lado camboyano, un tipo de armamento cuya prohibición ha sido respaldada por la ONU.
Impacto en la población civil
Mientras tanto, en redes sociales han circulado imágenes de familias enteras buscando refugio. Algunos civiles tailandeses y camboyanos se han refugiado en templos budistas, escuelas y gimnasios. Otros han improvisado búnkeres subterráneos para protegerse de los ataques que continúan afectando a la población civil en la región.