José Fernández se seca el sudor de la cara mientras busca entre un contenedor de basura desbordado en el bulevar de La Habana. Este “trabajo” le ha permitido “sobrevivir” en Cuba.
Fernández muestra a EFE el interior de una bolsa de plástico donde guarda comida “para luego”. “Aquí estoy… viviendo con lo que se puede”, comenta.
Cerca de él, una mujer mayor pide dinero en la entrada de un restaurante cuyos platos son inalcanzables para ambos.
Después de 5 años de crisis profunda, la percepción social en Cuba es que la mendicidad ha aumentado, afectando a personas como José.
No es sorprendente: él recibe 1,674 pesos cubanos (13 dólares al cambio oficial) de pensión. Para comprar un cartón de 30 huevos, necesitaría casi el doble de esa cantidad.
La realidad de la pobreza
A unos kilómetros, en el barrio acomodado de Miramar, José Luis Balsinder, de 56 años, le cuenta a EFE que “nunca” había buscado en la basura. Sin embargo, su vida ha llegado a un punto crítico.
“En mi vida había hecho esto, pero si no lo hago, no como”, lamenta Balsinder.
Él recorre cada dos días los casi 50 kilómetros que separan La Habana de Guanajay en Artemisa, donde reside.
“Si aquí no hay, imagínate allá”, dice con resignación.
Antes, era guardia de seguridad y con un sueldo de 2,500 pesos (20 dólares al cambio oficial) no le alcanzaba para cubrir lo más básico. Ahora, debe buscar entre los desechos o esperar “suerte” de quienes le regalan algo para comer.

Reacciones oficiales
La exministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó, ha causado controversia al afirmar que ni Fernández ni Balsinder existen realmente.
La funcionaria generó polémica tras declarar en el Parlamento que en el país no hay mendigos, sino personas “disfrazadas” que buscan una vida “fácil” para evadir el fisco.
Los diputados, todos militantes del Partido Comunista (PCC, único legal) o miembros de organizaciones afines al Gobierno, aplaudieron sus palabras.
Un día después, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, criticó las declaraciones de Feitó, quien también es miembro del Comité Central del PCC. Al finalizar la jornada, presentó su renuncia al cargo.
Terminología oficial
El Gobierno cubano se refiere a los indigentes como “personas con conducta deambulante”. Según cifras oficiales, entre 2014 y septiembre de 2023 se identificaron 3,690 indigentes, en su mayoría hombres de edad avanzada.
El primer ministro cubano, Manuel Marrero, afirmó en el Parlamento que “más de 310,000 personas están en situación de vulnerabilidad”, lo que representa un 3% de la población.
Marrero también anunció que, a partir de septiembre, se duplicará la pensión mínima de los 1,528 pesos cubanos actuales (12.7 dólares al cambio oficial) a 3,056 pesos (25.4 dólares), que es el precio de un cartón de huevos.
Desigualdad económica
Tanto las pensiones como el sueldo medio estatal, que es de 5,839 pesos cubanos o aproximadamente 48.6 dólares al cambio oficial, están por debajo de las necesidades básicas de una familia, según cálculos independientes.
El costo de la canasta básica de alimentos aumentó un 18% en un año, pasando de 19,975 pesos mensuales (166 dólares) a 24,351 pesos (202 dólares) al cierre del año pasado, según el economista independiente Omar Everleny, basado en datos oficiales.
Este monto es lo que necesitaría una familia de dos personas para adquirir una canasta de 17 productos básicos, incluyendo los subvencionados por la cartilla de racionamiento. No se incluyen los costos de transporte, internet, ropa y productos de higiene personal.

Crítica al discurso oficial
La economista cubana Tamarys Bahamonde es clara en su análisis. Para ella, el oficialismo ha utilizado históricamente “eufemismos que esconden la realidad”, como el término “vulnerabilidad” o “conducta deambulante” para referirse a la pobreza en la isla.
“La vulnerabilidad indica el peligro de tener el problema mañana, no ahora. Si eres vulnerable, no eres pobre en el presente, lo serás en algún momento. Si el discurso oficial no menciona directamente a los pobres, asume que no los hay y eso es grave, porque si no identificas la pobreza como un problema, nunca lo vas a atender”, explica.
En su reprobación a la exministra del Trabajo, Díaz-Canel aseguró: “No se defiende a la revolución cuando ocultamos los problemas que tenemos”.
Sin embargo, Bahamonde va más allá. Ella señala que otro “gran problema del discurso” es el uso del término “conducta deambulante”, que sugiere que el problema no es del sistema político, sino de la conducta de las personas: “ellos quieren ser así y asumir eso es peligroso”.
Para la experta, “la pobreza en Cuba es sistémica porque el sistema no genera las suficientes condiciones socioeconómicas para que las personas puedan salir del ciclo de pobreza”.
EFE