Un equipo internacional de astrónomos ha logrado detectar, por primera vez, el momento en que los planetas comienzan a formarse alrededor de una estrella que no es el Sol. Este hallazgo se publicó el 16 de julio de 2025 en la revista Nature. La investigación fue liderada por Melissa McClure, de la Universidad de Leiden, y Merel van`t Hoff, de la Universidad Purdue. Para llevar a cabo este estudio, utilizaron el telescopio espacial James Webb y el gran conjunto milimétrico/submilimétrico de Atacama (ALMA), ubicado en Chile.
Descubrimiento de la formación planetaria
Melissa McClure afirma: “Por primera vez, hemos identificado el momento más temprano en el que se inicia la formación de planetas alrededor de una estrella distinta de nuestro Sol”. Este sistema planetario recién descubierto se encuentra en torno a HOPS-315, una protoestrella que está situada a aproximadamente 1.300 años luz de distancia y que es análoga al Sol en sus inicios.

Los astrónomos suelen observar discos de gas y polvo alrededor de estas estrellas jóvenes, conocidos como “discos protoplanetarios”. Estos discos son los lugares donde nacen nuevos planetas. En nuestro propio sistema solar, el primer material sólido que se condensó cerca de la ubicación actual de la Tierra, alrededor del Sol, se encuentra atrapado en antiguos meteoritos que están llenos de minerales cristalinos que contienen monóxido de silicio (SiO).
Evidencia de minerales en formación
Con este nuevo descubrimiento, el equipo de investigación ha encontrado evidencia de estos minerales calientes que comienzan a condensarse en el disco que rodea a HOPS-315. Los resultados del estudio muestran que el SiO está presente alrededor de la estrella bebé en estado gaseoso, así como dentro de los minerales cristalinos. Edwin Bergin, docente de la Universidad de Michigan y coautor del estudio, señala que este proceso “nunca se había observado antes en un disco protoplanetario, ni en ningún otro lugar fuera de nuestro sistema solar”.
Los minerales fueron identificados por primera vez utilizando el telescopio espacial James Webb. Para determinar la procedencia exacta de las señales, el equipo observó el sistema con ALMA. Así, lograron establecer que las señales químicas provenían de una pequeña región del disco que es equivalente a la órbita del cinturón de asteroides en nuestro Sol.

Similitudes con el sistema solar
Logan Francis, investigador posdoctoral en la Universidad de Leiden y coautor del estudio, afirma: “Estamos viendo estos minerales en este sistema extrasolar en el mismo lugar en que los vemos en los asteroides del sistema solar”. Con el tiempo, estos sólidos recién condensados se unirán, sembrando las semillas para la formación de planetas a medida que aumentan su tamaño y masa.
Los primeros planetesimales, que son las primeras partes sólidas de los planetas del sistema solar, crecieron hasta convertirse en planetas como la Tierra o en el núcleo de Júpiter justo después de la condensación de estos minerales cristalinos.