El Papa Francisco falleció a los 88 años debido a un accidente cerebrovascular en su residencia de la Domus Santa Marta, el lunes 21 de abril de 2025. La información fue confirmada por fuentes del Vaticano tras el rito para la confirmación de muerte.
El deceso ocurrió a las 7:35 horas y fue precedido por un cuadro de salud complicado. Este incluía insuficiencia respiratoria aguda, provocada por una neumonía bilateral multimicrobiana, bronquiectasias múltiples, hipertensión y diabetes tipo II. El médico del Vaticano, Andrea Arcangel, indicó que la muerte de Francisco se constató mediante un registro electrocardiográfico. Según la prensa italiana, los médicos del Policlínico Gemelli de Roma señalaron que la causa del fallecimiento fue un accidente cerebrovascular.
Hospitalización y complicaciones
El Papa Francisco fue hospitalizado en el Policlínico Gemelli de Roma el viernes 14 de febrero, con un diagnóstico inicial de bronquitis. Pocos días después, el Vaticano comunicó que el Pontífice enfrentaba una “infección respiratoria polimicrobiana” que complicó su estado de salud. Durante esta última internación, el Papa enfrentó una serie de complicaciones respiratorias graves.
El cuadro inicial evolucionó hacia una neumonía bilateral, lo que requirió un tratamiento combinado de antibióticos y corticoides. Las afecciones preexistentes impactaron negativamente su sistema respiratorio. Además, el Papa presentó insuficiencia renal, que fue controlada; sin embargo, su salud continuó siendo crítica durante varias semanas.
Crisis asmática y tratamiento
A mediados de su internación, el Papa sufrió una crisis asmática que requirió oxígeno de alto flujo y transfusiones sanguíneas debido a trombocitopenia. También enfrentó episodios de insuficiencia respiratoria aguda, que estaban asociados a la acumulación de moco endobronquial y broncoespasmo. A lo largo de su internación, mostró signos de recuperación, pero su cuadro clínico siguió siendo complejo.
A pesar de las crisis respiratorias, el Papa continuó gestionando algunos asuntos del Vaticano hasta el día de su alta, el 23 de marzo de 2025. Un accidente cerebrovascular ocurre cuando se interrumpe el flujo sanguíneo hacia el cerebro. El doctor Pedro Lylyk explicó que esto puede describirse de manera sencilla como un “exceso de sangre que genera una hemorragia y forma lo que se conoce como infarto cerebral”.

Tipos de accidente cerebrovascular
Es importante entender que un ACV no es una condición aislada; se presenta en dos formas principales: el ACV isquémico y el ACV hemorrágico. El ACV isquémico representa alrededor del 80% de los casos y ocurre cuando una arteria que suministra sangre al cerebro se obstruye. Por otro lado, el ACV hemorrágico ocurre cuando una arteria en el cerebro se rompe.
Esta forma se divide en dos tipos: intracerebral y subaracnoideo. El primero está frecuentemente relacionado con la hipertensión. El doctor Alejandro Andersson indicó que “el ACV es una de las principales causas de muerte y discapacidad en personas mayores”. Además, agregó que “en adultos mayores, la combinación de fragilidad vascular y enfermedades crónicas eleva significativamente el riesgo”. También mencionó que “una neumonía severa puede desencadenar factores predisponentes”.
Incidencia del ACV en adultos mayores
Respecto a la incidencia del ACV como causa final directa o contribuyente en adultos mayores internados con cuadros graves, Andersson precisó que “se estima que hasta el 20% tienen como causa final directa o contribuyente un evento cerebrovascular”. “Desde una perspectiva neurológica”, concluyó Andersson, “el ACV no solo es una posibilidad esperable en este tipo de contexto clínico”.
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