La Central Obrera Boliviana (COB) ha propuesto un aumento del 15% en el salario mínimo nacional y del 20% en el haber básico para el año 2025. Sin embargo, economistas y empresarios advierten que este incremento es “insostenible” y podría provocar “una ola de cierres de pequeñas y medianas empresas, afectando gravemente el empleo formal”.
Las negociaciones sobre el aumento salarial comenzaron el 5 de abril, pero se llevaron a cabo sin la presencia de los empresarios. Esta situación ha generado críticas por la falta de un diálogo tripartito entre el gobierno, los trabajadores y el sector privado.
Opiniones de economistas
Carlos Aranda, economista del Centro de Estudios Populi, comentó que “esta demanda se presenta, por un lado, como una compensación a la inflación observada en 2024 y, por otro, como una exigencia de los trabajadores por mejores condiciones laborales. Sin embargo, se omite una realidad económica fundamental: no se puede decretar riqueza por ley”.
Aranda también indicó que Bolivia se encuentra entre los países con mayores distorsiones en el mercado laboral de América Latina. Según el Centro de Estudios Populi, si se aprueba el incremento salarial del 15%, el salario mínimo alcanzaría 431 dólares mensuales. El costo laboral mínimo, que incluye lo que realmente paga el empleador junto con los beneficios sociales, se elevaría a 565 dólares.
Impacto en el empleo
“Esto significa que el empleador paga un 31% adicional sobre el salario base por cada trabajador contratado formalmente”, puntualizó Aranda. Por su parte, Pablo Camacho, expresidente y actual vocero de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), expresó su preocupación ante el inminente anuncio del incremento salarial por parte del gobierno.
Camacho subrayó que un aumento del 15% en el salario mínimo podría agravar el desempleo y generar una espiral inflacionaria en un país que ya enfrenta la escasez de divisas y una crisis energética. “Hoy, con un salario mínimo de 2,500 bolivianos, el costo real para el empleador se eleva a 3,700 bolivianos”, explicó Camacho.
Además, agregó que un incremento de 500 bolivianos llevaría el salario mínimo a 3,000 bolivianos, lo que muchos sectores no podrán sostener.

Crisis económica y energética
El país está atravesando una “crisis de gemelos”: una crisis económica que se refleja en un crecimiento proyectado de apenas 2,1% para 2024, frente al 3,2% de 2023, y una crisis energética marcada por la escasez de combustibles. Camacho también alertó sobre el aumento del tipo de cambio paralelo, que ya supera los 12 bolivianos por dólar, en comparación con el tipo de cambio oficial de 6,96 bolivianos.
Esto ha deteriorado la competitividad de las industrias en el país.
Necesidad de un acuerdo tripartito
Germán Molina indicó que la actual coyuntura económica requiere un acuerdo tripartito donde el empresariado pueda expresar su realidad. “Bolivia necesita de un gran acuerdo y no solo avances sectoriales”, enfatizó Molina. Sin embargo, las negociaciones entre el Gobierno y la COB han comenzado sin la presencia de los empresarios.
El dirigente de la COB, Juan Carlos Huarachi, resaltó que “lo primero es lo primero”, priorizando la estabilidad laboral y velando por “el estómago del pueblo boliviano”. Camacho lamentó que no se haya convocado a una reunión tripartita hasta ahora, afirmando que “este diálogo debió comenzar en enero”. También cuestionó a la COB, pidiendo “la misma energía con la que exigen aumentos” para luchar contra el contrabando.
Consecuencias de un aumento salarial
Aranda precisó que las decisiones deben basarse en evidencia histórica. Recordó estudios realizados en 2019 que mostraron que más de 45,800 trabajadores salieron del empleo formal tras un aumento salarial anterior. El desempleo entre los trabajadores más productivos aumentó y las vacantes formales se redujeron, afectando a quienes tienen mayor calificación.
“Subir el salario mínimo sin atender estos efectos puede terminar excluyendo aún más a los trabajadores del mercado formal”, concluyó Aranda.