La ministra de Medioambiente de Brasil, Marina Silva, expresó este jueves que la guerra comercial iniciada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, «perjudica mucho» la colaboración internacional en la lucha contra la crisis climática.
Silva comentó que la escalada de aranceles «deshilacha las relaciones» y «aleja la cooperación y la confianza entre los pueblos». Estas declaraciones se dieron en una rueda de prensa después de presidir una reunión ministerial de medioambiente de los países que forman parte del foro BRICS, en Brasilia.
La ministra subrayó que la guerra comercial de Trump «no es buena para nadie». Además, advirtió que podría provocar una recesión económica en Estados Unidos y contribuir a «la ruptura del multilateralismo», lo cual considera «muy negativo».
Consecuencias para la financiación climática
Silva también argumentó que el aumento de impuestos aduaneros por parte de las grandes potencias económicas genera «situaciones de inseguridad». Esto provoca que recursos que podrían ser utilizados para la financiación climática se desvíen hacia otras áreas, como la seguridad.
«En lugar de estar guerreando unos con otros, deberíamos estar guerreando contra la pobreza, el cambio climático, la desertificación y la pérdida de biodiversidad, que es lo que está amenazando nuestras vidas y sistemas productivos», afirmó Silva, quien es una figura reconocida a nivel internacional en la defensa de la naturaleza.
Rol de Brasil en la COP30
En este contexto, Silva reafirmó el papel de Brasil como anfitrión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), que se llevará a cabo en noviembre en la ciudad amazónica de Belém. La ministra destacó la importancia de «reforzar la solidaridad, la cooperación y el libre mercado».
Nuevos aranceles de Trump
La Administración de Donald Trump anunció el miércoles un arancel universal del 10% para 185 países y territorios. Sin embargo, para un grupo de países, que incluye a China, India y la Unión Europea (UE), el porcentaje se elevó considerablemente.
En el caso de Brasil, que es la mayor economía de América Latina, se mantuvo el mínimo global del 10%. Este porcentaje se sumará a los impuestos aduaneros que ya existían sobre algunos productos brasileños.
